De esta pandemia del coronavirus se está sacando lo mejor, aunque también lo peor, de las personas. Y en esta historia se reflejan los dos polos opuestos.
Mercedes Suárez es una enfermera de San Antonio, EE.UU., que como muchos de sus compañeros del sector sanitario trabaja día y noche en la lucha contra el covid-19. Salvar vidas es el objetivo primordial de estos días y el tiempo, tan necesario en estas crisis, es un bien bastante escaso. Por ello Mercedes utilizaba su vehículo particular, una antigua y clásica Kawasaki ZZR 250, para desplazarse al hospital.
Pero un día, el polo negativo se cruzó en su camino. Mercedes estacionó la moto en la calle sin saber que nunca más volvería a ver a su apreciada antigualla en ese lugar.
Aunque, y como suele pasar en las películas, las historias pueden tener un final feliz. Y en este caso apareció el polo positivo. Dave Sears, propietario de un concesionario local de motocicletas, se enteró de lo sucedido y no dudó en ponerse en contacto inmediatamente con sus socios de Kawasaki. Dave les contó lo sucedido y, sin más dilación, propuso que Mercedes merecía un regalo de la compañía: una nueva moto.
La compañía accedió y, en una forma de agradecer el intenso trabajo de Mercedes en la lucha contra el coronavirus, le obsequió con una flamante Ninja Kawasaki de 400 caballos valorada en 5.000 dólares. Y, además, la moto llevaba un dispositivo GPS oculto para poder rastrearla en todo momento.
Mercedes, emocionada, agradeció al concesionario el detalle asegurando que: «Me emocioné. Ese día fui a trabajar y estaba supernerviosa, el día se me pasó volando».
Pero la historia no acabó ahí. Su preciada Kawasaki ZZR 250 apareció, abandonada y bastante dañada. Y un nuevo polo positivo cogió protagonismo. Un taller de la zona se ha ofrecido para arreglarle su antigua motocicleta totalmente gratis.