El FBI y la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Seguridad Cibernética de EE.UU. (CISA, por sus siglas en inglés) han emitido este miércoles una advertencia oficial dirigida a las organizaciones estadounidenses que llevan a cabo investigaciones relacionadas con covid-19, a las que advierte del supuesto intento de ‘hackers’ respaldados por China de piratear y robar sus datos.
«Se ha observado que estos actores [cibernéticos] intentan identificar y obtener ilícitamente datos valiosos de propiedad intelectual y de salud pública relacionados con vacunas, tratamientos y pruebas de redes y personal afiliado a la investigación relacionada con el covid-19», alertan los organismos en un comunicado.
Por esta razón, las organizaciones que llevan a cabo investigaciones en estas áreas han sido advertidas para que tomen una serie de medidas conducentes a impedir el robo de materiales relacionados con el coronavirus:
- Revisar todos los sistemas para detectar vulnerabilidades críticas.
- Mejorar los requisitos de credenciales y requerir autenticación de múltiples factores para las cuentas.
- Identificar y suspender el acceso de usuarios que exhiben actividad inusual.
- Tener en cuenta que una mayor atención de la prensa significará una mayor probabilidad de intentos de piratería.
El comunicado no da más detalles sobre las identidades de los supuestos piratas informáticos ni sobre sus objetivos.
La reacción de Pekín
Por su parte, la Embajada de China en Washington calificó las acusaciones en su contra de «mentiras» y comunicó que la advertencia del FBI es infundada y «socava la cooperación internacional en curso contra la pandemia», recoge The New York Times.
Estas sospechas de las autoridades estadounidenses se suman a otras acusaciones lanzadas en las últimas semanas contra China por supuesta retención de información sobre el coronavirus o en relación a la sospecha de que el patógeno pudo originarse en un laboratorio de Wuhan.
A finales de la semana pasada, la cancillería del gigante asiático publicó un artículo de 30 páginas con una larga refutación de lo que dieron en llamar 24 «acusaciones absurdas» de EE.UU. —sobre todo del secretario de Estado Mike Pompeo— acerca de la forma en que China había manejado la situación en medio del brote del coronavirus.