François de Rugy, ministro francés de Ecología desde 2018, ha presentado este martes su dimisión, después de encontrarse acorralado por el escándalo en los últimos días.
Las revelaciones sobre gastos suntuosos en los que incurrió el político hacían que su cargo pendiese de un hilo. Los más conocidos han sido la decena de cenas fastuosas regadas con vinos caros y en las que no faltaban la langosta.
También se encuentra en entredicho las reformas en el Hotel de Lassay, el palacete que se utiliza de residencia para los presidentes de la Cámara Baja. Estas reformas tuvieron un valor de 63.000 euros y se produjeron cuando Rugy ostentaba la Presidencia de la Asamblea Nacional.
El pasado viernes, 12 de julio, el primer ministro Edouard Philippe optaba todavía por mantenerlo en su puesto, aunque bajo la condición de devolver cada euro gastado «si la menor duda subsiste tras los trabajos de verificación», decían el viernes fuentes de Matignon. Una inspección debía comprobar que las obras de su residencia eran conformes «a las normas y al principio de ejemplaridad».
Agradecimientos al presidente y culpa a los medios
«Los ataques y el linchamiento mediático contra mi familia me llevan a dar el paso necesario», han sido las palabras del ya exministro recogidas por la prensa gala.
En su alocución, de Ruby continuó diciendo: «Agradezco al Presidente de la República y al Primer Ministro la confianza que han demostrado al pedirme que acepte el desafío del Ministerio de Transición Ecológica y Solidaria. Les debo mi lealtad».
Asimismo, también tuvo palabras de elogio hacia sus empleados y de reconocimiento hacia su familia, a la que dijo querer «proteger» con su «decisión difícil».