El estado de Oklahoma (EE.UU.) ha aplicado este jueves la pena de muerte a un hombre condenado por asesinato en 1998, poniendo así fin a una moratoria de seis años.
John Marion Grant, de 60 años, que sufrió convulsiones y vomitó mientras era ejecutado por inyección letal, fue condenado a muerte por el asesinato de una trabajadora de la cafetería de la prisión.
El recluso fue declarado muerto a las 16:21 (hora local) del jueves tras ser atado a una camilla dentro de la cámara de ejecución y recibir una inyección letal de tres drogas —midazolam (sedante), bromuro de vecuronio (paralizante), y cloruro de potasio— que tiene por objetivo sedar y anestesiar primero al prisionero antes de matarlo, sin dolor, mientras está inconsciente.
Sin embargo, un reportero de la agencia AP, Sean Murphy, que fue testigo de la ejecución, dijo que el recluso tuvo una reacción violenta a una de las sustancias y añadió que después de la inyección hubo «vómitos» y «convulsiones» similares a la polémica ejecución de Clayton Lockett, que Murphy también presenció hace seis años.
El protocolo de las tres drogas ha sido criticado por ser potencialmente inhumano. El propio Grant fue parte de una demanda federal presentada por más de dos docenas de reclusos condenados a muerte en Oklahoma que argumentaban que el método de inyección letal «corre el riesgo de causar dolor y sufrimiento inconstitucional».
El estado había detenido las ejecuciones debido a una serie de problemas con el procedimiento de inyección letal desde 2015, a raíz de la ejecución de Clayton Lockett en 2014, que tardó 43 minutos en morir, y la de Charles Warner un años después, en la que se usó una droga equivocada.
La ejecución tuvo lugar tras la autorización de la Corte Suprema de EE.UU. de levantar las suspensiones temporales de ejecución que el miércoles recibió Grant y otro prisionero condenado, Julius Jones, para permitir que sus apelaciones se llevaran a cabo en la corte.
Fuente RT