Santo Domingo. – El expresidente de la República, Hipólito Mejía, expresó hoy el agradecimiento suyo y de su familia por la demostración de solidaridad recibida a consecuencia del fallecimiento de su esposa, la ex primera dama, doña Rosa Gómez, ocurrido el pasado 21 de marzo.
La misiva del exmandatario está dirigida al presidente de la República y su esposa, a los obispos y sacerdotes católicos dominicanos, a los representantes de los diversos credos religiosos del país, a los dirigentes de partidos políticos nacionales y extranjeros, a sus compañeros del Partido Revolucionario Moderno, amigos y familiares, a la prensa y a todo pueblo dominicano.
El mandatario inicia la misiva recordando que el pasado 21 de marzo el Señor reclamó a su presencia el alma de su queridísima esposa doña Rosa Gómez de Mejía.
“Para mí, para todos mis hijos y nietos; para mi hermana Chabela, su esposo, hijos y nietos; para mi cuñado Rafito, su esposa e hijos; en fin, para todos los parientes cercanos, la partida de la matriarca de nuestra familia representó un duro e inesperado golpe; uno que cuesta enorme trabajo mentalizar y aceptar para que nuestras vidas continúen adaptadas a esta nueva realidad, sin la presencia de aquel fundamental ente catalizador de la fe y el compromiso de todos nosotros” señaló.
A su expresó que ante el triste acontecimiento, la simiente que doña Rosa fue sembrando durante su vida se volcó en una desbordante solidaridadh de la gente hacia toda nuestra familia. Las muestras de afecto, respeto y consideración recibidas por nosotros desbordaron la capacidad para agradecer con un abrazo las tantas y tantas manifestaciones de afecto que hemos acogido”.
“Por ello, quiero reiterar, mediante esta carta abierta, mi gratitud ante las cálidas expresiones de condolencias que nuestra familia ha recibido en este difícil momento”, expresó.
Finalmente, el exmandatario en nombre de su familia expresa: “Deseo, con estas escuetas palabras, dejarles a todas las muestras más sinceras de nuestro agradecimiento y con ello, la reiteración de que la obra de doña Rosa aún no ha terminado, sino que tiene en cada uno de ustedes, como de nosotros, un soldado más en favor de su lucha por la unión, el bienestar y el progreso de la gran familia dominicana”.