Un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) sostiene, después de realizar un análisis de la composición de la atmósfera de Venus, que no hay evidencias que apunten a la existencia de vida en esa capa gaseosa del planeta, como se creía anteriormente, informó este martes la institución científica británica.
De acuerdo con los responsables del estudio, publicado en la revista Nature Communications, se examinaron mediante modelos atmosféricos y bioquímicos las reacciones que presumiblemente deberían ocurrir en la atmósfera venusiana, considerando que se conocen sus fuentes de energía química.
Los investigadores observaron que hay abundancia de dióxido de azufre (SO2) en las áreas atmosféricas inferiores, pero los niveles disminuyen en altitudes más altas. «Si la vida estuviera presente, debería estar afectando la química atmosférica», dijo el investigador Oliver Shorttle.
Lo que indica el SO2
Estos modelos están conformados para detectar una serie de reacciones metabólicas que se producirían si hubiese formas de vida en el entorno atmosférico de un cuerpo celeste. Tras ejecutar esas simulaciones, los científicos confirmaron que los bajos niveles de SO2 son resultado de reacciones metabólicas, pero como producto de moléculas de gran tamaño, que no son visibles.
«Si la vida fuera responsable de los niveles de SO2 que vemos en Venus, eso rompería todo lo que sabemos sobre la química atmosférica de Venus«, aseguró el científico Sean Jordan, quien estuvo a cargo de desarrollar los modelos empleados en el experimento.
«Habríamos querido que la vida fuera una posible explicación, pero cuando ejecutamos los modelos, no fue una solución viable», comentó Jordan. «Pero si la vida no es responsable de lo que vemos en Venus, todavía es un problema por resolver: hay mucha química extraña que seguir«, agregó.
A pesar de que no hay indicios de formas de vida que consuman SO2, los investigadores aseveraron que los resultados del estudio podrían ayudar a evaluar las atmósferas de planetas similares a Venus en toda la galaxia, así como a la detección de indicios de vida más allá de nuestro sistema solar.