Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., ha afirmado que Washington no abandonará su compromiso con Taiwán, según lo declaró durante un acto celebrado este miércoles en el Palacio presidencial de Taipéi.
«No abandonaremos nuestro compromiso con Taiwán y estamos orgullosos de nuestra amistad duradera», dijo Pelosi en una ceremonia junto a la líder de la isla, Tsai Ing-wen. «Ahora más que nunca la solidaridad estadounidense con Taiwán es crucial. Este es el mensaje que traemos aquí hoy», añadió.
Por su parte, Tsai señaló que la visita de Pelosi demuestra el firme apoyo internacional a Taipéi frente a una campaña de presión de años encabezada por Pekín. «Enfrentando amenazas militares deliberadamente intensificadas Taiwán no retrocederá», subrayó.
«Felicitamos a Taiwán»
Horas antes, Pelosi visitó el Yuan Legislativo (Parlamento de la isla), donde pronunció un discurso junto al vicepresidente del Congreso, Tsai Chi-chang. «Felicitamos a Taiwán por ser una de las sociedades más libres del mundo», declaró la política norteamericana, que pidió una mayor cooperación interparlamentaria.
Asimismo, Pelosi señaló que la nueva legislación de su país destinada a fortalecer la industria estadounidense de chips para competir con China «ofrece una mayor oportunidad para la cooperación económica» entre el Washington y Taipéi.
Durante su intervención también manifestó que su delegación llegó a Taiwán por su amistad y en son de «paz para la región», en referencia a la reacción de China, que ha calificado la visita de Pelosi de «gran provocación política».
China reacciona
De hecho, el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, ha asegurado que la política de EE.UU. hacia Taiwán, dirigida a desestabilizar la paz regional para contener a Pekín, está condenada al fracaso, por lo que instó a Washington a dejar de «jugar la carta de Taiwán» en Asia-Pacífico.
«Taiwán es parte de China. La reunificación completa de China es la tendencia de los tiempos y una inevitabilidad de la historia. No dejaremos espacio a las fuerzas ‘independentistas’ de Taiwán ni a las injerencias externas», aseveró.
Por otra lado, está previsto que la número tres en la jerarquía del país norteamericano —solo por detrás del jefe de Estado, Joe Biden, y de la vicepresidenta Kamala Harris— se reúna esta jornada con Mark Liu, presidente de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), el mayor fabricante de semiconductores de Taiwán, que actualmente está construyendo una planta de chips en Arizona (EE.UU.).
En este contexto, Alexánder Lukín, investigador del Instituto de China y Asia Moderna de la Academia de Ciencias de Rusia, recordó que «en la década de 1970, cuando EE.UU. estableció relaciones diplomáticas con la República Popular de China, se comprometió a no mantener relaciones similares con Taiwán«. Sin embargo, ahora hay un apoyo directo a Taipéi por parte de un alto representante del partido en el poder en Washington, lo que también puede considerarse como la posición de la Administración de Joe Biden.
Según el experto, si Pekín utilizara todas las armas mencionadas para golpear a Taipéi, conllevaría un ataque de represalia de Washington contra China y el inicio de una gran guerra. Incluso antes del aterrizaje de Pelosi, cabía esperar que —como en la visita del entonces presidente de la Cámara de Representantes Newton Gingrich en 1997— Pekín se limite a hacer únicamente declaraciones verbales, agregó Lukín.
Taipéi se autogobierna con una administración propia desde 1949. Desde entonces, ha conservado la bandera y algunos otros atributos de la antigua República de China, que existía en el continente antes de que los comunistas llegaran al poder. Pekín considera a Taiwán como parte irrenunciable de su territorio, y la mayoría de los países, incluida Rusia, reconocen a la isla como parte integral de la República Popular China.