Corea del Sur y EE.UU. respondieron hoy al último lanzamiento norcoreano con el disparo de cuatro misiles de corto alcance y anunciando el retorno de un portaaviones estadounidense a aguas de la costa oriental surcoreana.
Ha sido una reacción conjunta en el marco de los acuerdos alcanzados recientemente por los aliados y hace prever un incremento de los ensayos bélicos por ambas partes y, en consecuencia, un aumento de la tensión hasta niveles cercanos a las preocupantes cotas alcanzadas en 2017.
El martes Pionyang disparó lo que parece ser un Hwasong-12 que sobrevoló Japón por primera vez en cinco años y que ha supuesto el proyectil norcoreano que más distancia ha recorrido jamás, al haber volado en torno a 4.500 kilómetros alcanzando una altura máxima de casi 1.000 kilómetros.
Dos misiles cada uno y otro fallido
A primera hora de este miércoles, los ejércitos de Corea del Sur y Estados Unidos dispararon cuatro misiles tierra-tierra de corto alcance del sistema ATACMS hacia el mar de Japón (llamado mar del Este en las dos Coreas), según detalló el Estado Mayor Conjunto (JCS) surcoreano.
Esos cuatro proyectiles vinieron de hecho acompañados de un quinto, un misil balístico de corto alcance Hyunmoo-2 surcoreano, cuyo lanzamiento desde la base aérea de Gangneung, a unos 170 kilómetros al este de Seúl, resultó fallido.
Pese a estrellarse dentro de la instalación militar y no provocar víctimas o heridos, el lanzamiento errado desató las críticas de los residentes cercanos por lo vistoso de la explosión y la falta total de información por parte del ejército, que no confirmó el suceso hasta 12 horas después.
A estos lanzamientos de misiles les precedió a última hora de ayer una maniobra de las fuerzas aéreas surcoreanas, que incluyó a un escuadrón de cazas F-15, uno de los cuales lanzó dos bombas de precisión sobre el mar Amarillo.
El portaaviones Ronald Reagan
La respuesta de los aliados se enmarca en la llamada «disuasión ampliada», concretada en mayo y por la cual Washington se compromete a desplegar activos estratégicos del Pentágono en la península coreana de «manera coordinada y cuando sea necesario», en función de las acciones de Pionyang.
En este sentido, nada encaja mejor dentro del concepto de «disuasión ampliada» que la decisión, anunciada hoy, de hacer retornar al portaaviones de propulsión nuclear USS Ronald Reagan a aguas del mar de Japón, apenas una semana después de que el navío realizara maniobras en la zona con la marina surcoreana y japonesa.
El Ronald Reagan no se movía por aguas cercanas a la península coreana desde aquel desafortunado 2017, cuando los repetidos test de armas de Pionyang y los duros enfrentamientos dialécticos entre el entonces presidente estadounidense, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, hicieron temer un error de cálculo fatal.
Un ensayo atómico
Muchos expertos creen que el hecho de que el proyectil norcoreano sobrevolara Japón por primera vez en un lustro puede apuntar a una intensificación, en cantidad y envergadura, de las pruebas de armas norcoreanas tal y como ya sucedió en precisamente en 2017, cuando el régimen realizó el que de momento es su último test nuclear hasta la fecha.
Corea del Norte, que ha rechazado las ofertas para retomar el diálogo y permanece completamente aislada del exterior por la pandemia, aprobó en 2021 un importante plan de modernización armamentística.
Los satélites han revelado que lleva meses preparada para realizar una nueva detonación en Punggye-ri (noreste), y los analistas creen que el lanzamiento del martes puede anticipar un nuevo ensayo atómico que, apuntan, casi con toda probabilidad se haría tras la conclusión del congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) para no soliviantar a Pekín.
Fuente: EFE