Los centros electorales estadounidenses comenzaron a abrir sus puertas con normalidad este martes en una jornada en la que los estadounidenses están llamados a las urnas para renovar gran parte del Congreso, elegir a los gobernadores de algunos estados y otros cargos.
Los ciudadanos de Vermont, en el este del país, han sido los primeros en poder votar este martes al abrir a las 5.00 de la mañana (11.00 GMT) las puertas de la mayoría de sus centros electorales.
A las 6.00, hora local, han abierto (o abrirán, en función de los nueve husos horarios del país) en estados como Arizona, Connecticut, Illinois o Indiana y gradualmente lo harán los del resto de estados, que cerrarán también progresivamente, con Nueva York como el más nocturno, clausurando sus centros a las 21.00 (2.00 GMT).
Sin embargo, muchos son los ciudadanos que ya han votado en las últimas semanas ya que en Estados Unidos es muy frecuente que la gente lo haga en el periodo de votación anticipada.
En el mencionado estado de Vermont, por ejemplo, según datos oficiales, aproximadamente un tercio del electorado ya ha votado por lo que no se esperan grandes colas de personas a lo largo de la jornada.
Vuelco republicano
Con su voto, los estadounidenses deciden hoy la renovación de gran parte de las dos cámaras del Congreso: los 435 escaños que forman la Cámara de Representantes (donde los diputados cumplen un mandato de dos años) y 35 de los 100 puestos del Senado (donde el puesto es de seis años y la fecha de su elección varía).
Además, están en juego las gobernaciones de 36 estados y multitud de cargos estatales y locales, como por ejemplo las Secretarías de Estado.
Hasta ahora los Demócratas ostentan la mayoría en la Cámara de Representantes, mientras que en el Senado cuentan con una mayoría mínima con la mitad de los senadores y el desempate de la vicepresidenta, Kamala Harris.
Según las encuestas que han sido publicadas durante las últimas semanas, la oposición republicana podría recuperar el poder en unos comicios marcados por la economía y con un Joe Biden asediado por la inflación desbocada, uno de los grandes temas de la campaña.
Con la mayoría de los estados con la tendencia de voto muy definida, son otros como Nevada, Georgia, Pensilvania o Wisconsin los que tienen el poder de decantar la balanza hacia uno u otro lado.
Con 331,5 millones de personas en edad de votar según el último censo oficial, el dato de participación será también importante ya que las elecciones de medio mandato suelen arrastrar a menos personas que las presidenciales.
En las presidenciales de 2020, según el centro de investigación Pew, acudieron a las urnas más de 158,4 millones de personas, una cifra equivalente al 62,8 % de ciudadanos en edad de votar. En las legislativas de 2018 ese porcentaje se situó en el 47,5 %.
Para revertir esta menor participación, estas elecciones están siendo vendidas como la gran prueba de fuego para Joe Biden y como el comienzo de una carrera hacia las presidenciales de 2024, en las que Donald Trump presumiblemente participará.
Retrasos en el recuento
Las urnas empezarán a cerrar entre las 18.00 hora local (23.00 GMT) y 19.00 (00.00 del miércoles), pero es posible que los resultados definitivos no se conozcan hasta mucho después, sobre todo si se trata de elecciones muy ajustadas entre los candidatos.
Puesto que en Estados Unidos no existe una autoridad electoral central y las Secretarías de Estado de cada uno de los 50 estados del país son responsables del recuento de votos, los resultados tardarán mucho en conocerse.
Así, tras los cierres de los centros de votación solo se estimarán ganadores o perdedores en función de las predicciones de los grandes medios de comunicación y sus sondeos a pie de urna.
La CNN o The New York Times, entre otros, son los que se encargan de declarar qué candidato ha ganado una contienda, algo que hacen especialistas analizando los datos que les llegan del terreno.
En su rueda de prensa diaria, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, admitió este lunes que podría haber retrasos: «Puede que no sepamos quiénes son los ganadores durante algunos días. Toma tiempo contar todas las paletas de una manera ordenada», aseveró.
El Departamento de Justicia va a enviar observadores a 64 jurisdicciones de 24 estados para controlar el desarrollo de los comicios y garantizar que se cumpla el derecho a voto.
Lleva supervisando elecciones desde que se promulgó la Ley de Derechos Electorales en 1965, pero su misión cobra especial importancia tras las alegaciones infundadas de fraude en las presidenciales de 2020 por parte de algunos republicanos y del propio Trump, que sigue sin reconocer los resultados de entonces.
La Agencia de Ciberseguridad y Seguridad en las Infraestructuras (CISA) tiene una página específica para desmentir rumores: desde aquellos que afirman que el software del sistema de votación puede manipularse fácilmente a que se están contando ya votos de personas fallecidas.
El regreso de Donald Trump
La recta final de la campaña ha estado marcada además por el adelanto por parte del expresidente de Estados Unidos Donald Trump (2017-2021) a última hora del lunes de que el próximo 15 de noviembre llevará a cabo «un gran anuncio» desde su residencia de Mar-a-Lago en Florida, en una referencia velada a su candidatura para las elecciones presidenciales de 2024.
Aunque se había especulado durante todo el lunes con la posibilidad de que anunciase ese mismo día su candidatura, Trump emplazó a ese día para hacer un anuncio. Pero sí dejó muestras de sus intenciones: «En 2024 vamos a recuperar nuestra magnífica Casa Blanca», proclamó durante su intervención en un acto de campaña en Ohio.
Por su parte, el último acto de Biden tuvo lugar por su parte en Maryland. Un estado de calado demócrata, en el que advirtió de que los republicanos «desharán todo lo logrado» durante su gobierno si logran la mayoría en el Congreso, y recalcó que los comicios no son un referéndum a su gestión sino el momento de decidir entre «dos visiones» del país.
Más tarde, Biden insistió en que es optimista sobre los resultados de las elecciones de medio mandato y confió en una victoria en el Senado, pero reconoció que los demócratas tienen difícil conservar la mayoría de la Cámara de Representantes.
El actual inquilino de la Casa Blanca no goza del beneplácito popular: según FiveThirtyEight, el 53,1 % de los ciudadanos desaprueba su gestión, y solo un 42,1 % considera que está haciendo un buen trabajo.
Los comicios de este martes no son un referendo a su labor, pero su resultado sí condicionará el final de su mandato. Perder la mayoría en el Congreso obstaculizará cualquier intento de sacar adelante nueva normativa.
Por ello, aunque en la mayoría de estados los resultados están claros, el foco lo concentran aquellos donde el margen en la pugna por el Senado es tan ajustado que podría haber sorpresas. Nevada, Georgia, Pensilvania y Wisconsin son algunos de los que tienen el poder de decantar la balanza a uno y otro lado, y con ello el de definir cómo será el último tramo de la Presidencia demócrata.
Fuente: EFE