El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aseguró que tuvo la «impresión» de que los ataques registrados en Brasilia el pasado 8 de enero eran «el comienzo de un golpe de Estado», y que habrían sido motivados por el exmandatario Jair Bolsonaro.
«Me dio la impresión de que era el comienzo de un golpe de Estado. Incluso tuve la impresión de que la gente estaba siguiendo la orden y la orientación que dio Bolsonaro durante mucho tiempo», dijo el líder del Partido de los Trabajadores (PT) en una entrevista con Globo News.
El experimentado político de izquierda recordó que Bolsonaro «por mucho tiempo» ordenó la invasión de la Corte Suprema, desacreditó al Congreso Nacional y pidió al pueblo que portara armas, diciendo que eso «era democracia».
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Además, señaló que los invasores al Palacio de Planalto no tuvieron que romper los vidrios de la entrada porque las puertas «estaban abiertas», por lo que sospecha que «hubo connivencia de alguien que estaba adentro».
El presidente manifestó que apenas supo de la invasión, llamó al jefe de la Oficina de Seguridad Institucional (GSI), general Gonçalves Dias, para preguntar dónde estaban los soldados.
«No vi a un soldado. Solo veía gente entrando. No vi a un soldado reaccionar. Dijo que había llamado a un soldado, pero no aparecieron. Me estaba irritando porque no era posible la facilidad con que la gente invadía el palacio presidencial», sostuvo en la entrevista.
Lula, quien viajó a Brasilia el fin de semana siguiente a los disturbios, afirmó que dejó la capital del país con la información de que ya estaba «todo tranquilo».
Investigarán la posible participación de Bolsonaro
El pasado viernes, el ministro del Superior Tribunal Federal (STF), Alexandre de Moraes, decidió acoger el pedido de la Procuraduría General de la República (PGR) para investigar la presunta participación del expresidente Bolsonaro en los actos violentos.
Este miércoles, el Gobierno despidió a otros 13 militares que laboraban en la Oficina de Seguridad Institucional (GSI, por sus siglas en portugués). Un día antes se informó del despido de otros 40 militares que laboraban en el Palacio de la Alvorada.
Miles de personas identificadas con el exmandatario de ultraderecha invadieron y saquearon el domingo 8 de enero los edificios de la Presidencia, el Congreso y el STF en Brasilia, reclamando la caída de Lula da Silva a una semana de haber asumido al frente del Ejecutivo. Más de 2.000 personas fueron detenidas inmediatamente después de los ataques.
Fuente RT