España cerró a primera hora de este viernes su frontera con Marruecos en la ciudad autónoma de Ceuta, al norte del país africano, después de un intento de ingreso irregular de alrededor de 200 personas de origen subsahariano.
El paso, que quedó vedado a los vehículos, ha sido restablecido poco después de las 9 de la mañana una vez que la Comandancia local de la Guardia Civil ha dado por «controlada» la situación, según recoge Europa Press.
La frontera ha estado clausurada durante casi tres horas, desde las 6 de la mañana, después de que se activara la alerta en el tramo intermedio del perímetro fronterizo, al advertir la aproximación del grupo de inmigrantes con la supuesta intención de llegar a suelo español saltando la valla que separa los dos países.
Los migrantes han sido repelidos por agentes de las fuerzas de seguridad marroquíes, sin que los efectivos españoles hayan intervenido en ningún momento. Sin embargo, tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional movilizaron sus efectivos antidisturbios, así como el resto de recursos disponibles, incluidos medios aéreos y marítimos.
Ligero descenso de las entradas irregulares
Según datos del Ministerio de Interior de España, el año pasado entraron irregularmente en el país 31.219 personas, de las que 1.114 lo hicieron por Ceuta y 2.175 por Melilla, los dos enclaves españoles al norte de Marruecos.
En los tres primeros meses de este año se han registrado 199 entradas irregulares por vía terrestre en Ceuta, un descenso del 3,9 % respecto al mismo periodo del año pasado. Además, otras 16 personas lo han conseguido por vía marítima.
Colaboración hispano-marroquí
Marruecos es un socio prioritario de España en la gestión de los flujos migratorios en el marco de varios acuerdos sobre esta cuestión entre ambas naciones. Sin embargo, esta relación ha atravesados distintos vaivenes en los últimos años.
La crisis diplomática desatada después de que España acogiera por motivos humanitarios al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, se tradujo en la mayor crisis migratoria de los últimos años, con la entrada de miles de migrantes en una sola jornada en la pequeña ciudad de Ceuta, que necesitó del despliegue del Ejército para controlar la situación.
El giro de la postura española sobre el Sáhara Occidental, apoyando el plan marroquí, puso fin a la crisis e inauguró una nueva etapa de relaciones bilaterales, que cristalizó en la Reunión de Alto Nivel mantenida por los gobiernos de las dos naciones a principios de febrero.
Poco antes, ambas naciones firmaron un nuevo acuerdo de cooperación, que incluye la colaboración en la gestión de los flujos migratorios, que no ha estado exento de polémica, sobre todo tras la tragedia de la valla de Melilla, que se saldó en junio del año pasado con la muerte de al menos 23 migrantes, cifra que algunas organizaciones humanitarias elevan a 40.
RT