SANTO DOMINGO. – El número estimado de personas desplazadas ante una tormenta en la nación dominicana está entre 40,000 y 50,000 afectados, y se estima que más del 40% de estos son niños y niñas. Esta cifra refleja la gran vulnerabilidad de la niñez ante estos desastres, que limitan su acceso a educación, salud y protección.
Según datos de UNICEF, las calamidades causadas por efectos del clima han desplazado aproximadamente a 43,1 millones de personas en todo el mundo entre 2017 y 2023, y las proyecciones indican que las inundaciones fluviales podrían desplazar a casi 96 millones de niños en los próximos 30 años. En este contexto, República Dominicana es el cuarto país más propenso a ciclones en el Caribe, lo que agrava aún más la situación de susceptibilidad
En República Dominicana, los eventos climáticos como las tormentas tropicales y los huracanes han dejado consecuencias devastadoras, afectando gravemente a la infancia. En agosto de 2023, “Franklin” afectó de manera directa a la isla, dejando daños considerables, especialmente en la agricultura y la infraestructura, con pérdidas que ascendieron a unos 5,000 millones de pesos, y se reportaron más de 25,000 viviendas lastimadas, muchas de las cuales fueron destruidas.
Además, más de 200 escuelas y hospitales sufrieron daños, lo que interrumpió el acceso a la educación y a la salud en las áreas más frágiles. Cabe destacar que el territorio dominicano se encuentra entre los países latinoamericanos más vulnerables a los desastres naturales, con un historial de huracanes, de inundaciones y de sequías que afectan de manera considerable a las comunidades.
“Nuestra organización, consciente de esta realidad, ha lanzado una campaña de sensibilización sobre cómo prevenir, preparar y enfrentar futuras emergencias naturales, enfocada en que todos trabajemos para garantizar la seguridad y los derechos de los niños. Esta iniciativa busca también destacar la importancia de la adaptación al cambio climático para mitigar los daños, y la relevancia de incluir a los propios jóvenes en las iniciativas de resiliencia climática, considerando que el 27% de esta población tiene entre 10 y 24 años”, dijo Anyoli Sanabria, representante adjunta de UNICEF.
A su vez, Sanabria afirmó: “las emergencias impactan a todas las personas, pero para un niño o niña es más devastador, ellos son más vulnerables ante el dolor y la incertidumbre. No podemos quedarnos inmóviles, es nuestro deber protegerlos, tomar medidas hoy es la clave para que incluso en los momentos de mayor adversidad, podamos brindarles el apoyo que necesitan para conservar su derecho a crecer, a aprender y a desarrollarse; para que su futuro siga cargado de esperanza y de bienestar».
Principales daños y desafíos durante emergencias humanitarias
Destrucción de infraestructura: Tormentas tropicales y otros desastres naturales han causado severos daños a viviendas, escuelas, hospitales y carreteras, afectando el acceso a servicios básicos y a las operaciones de rescate. De hecho, República Dominicana es el sexto país más propenso a los terremotos en el Caribe, con alrededor de 1,200 escuelas ubicadas en fallas activas, lo que representa un riesgo significativo para la continuidad educativa.
Acceso limitado a servicios esenciales: Los eventos de gran afectación interrumpen comúnmente el suministro de agua potable, de electricidad y de servicios sanitarios, lo que pone presión en los hogares, su actividad diaria y la preservación de sus bienes. Evaluaciones indican que, en zonas rurales, las escuelas pueden quedar sin servicio por aproximadamente 74 días después de una inundación, incluso con niveles de agua de sólo 25 centímetros de altura.
Interrupción del sistema educativo: Miles de niños quedan fuera de la escuela debido al cierre temporal o permanente de instalaciones educativas, afectando su desarrollo y su futuro. Estudios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) revelan que aproximadamente el 5% de las escuelas dominicanas están situadas en áreas de alto riesgo vulnerables a deslizamientos de tierra y de desprendimientos de rocas. Asimismo, el 46% de las escuelas presentan problemas estructurales significativos en caso de terremotos o huracanes, siendo las principales problemáticas aquellas relacionadas con el mantenimiento y la calidad de los materiales.
Impacto económico y agrícola: Las tormentas afectan los medios de vida de los hogares, destruyen cosechas y repercuten en la seguridad alimentaria, así como los ingresos de las familias tanto rurales como urbanas.
Brotes de enfermedades: Al igual que los daños a las viviendas, las inundaciones influyen en que surjan enfermedades por agua contaminada como diarrea y cólera, por la creación de criaderos de mosquitos, que pueden causar dengue, igualmente otros animales nocivos, pueden provocar leptospirosis; gripes, complicaciones respiratorias, entre otros problemas de salud.
La importancia de la prevención y de la preparación
UNICEF enfatiza que invertir en prevención y preparación es clave para reducir los daños de los desastres. Se estima que, por cada 100 pesos invertido en preparación, se ahorran desde 400 hasta 700 pesos en respuesta después de un huracán. La campaña de mencionado organismo internacional promueve el conocimiento de los colores de alertas, la creación de planes, de simulacros y de capacitación; a fin de que las comunidades estén listas para actuar cuando ocurra un desastre.
Sanabria, destacó: «la respuesta rápida salva vidas, pero siempre es más costosa que estar preparados. Invertir en la preparación es más económico y efectivo. Junto a la Defensa Civil, el COE, y demás autoridades competentes; estamos comprometidos en proteger a los más vulnerables, especialmente a los niños».
“El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia reitera su compromiso para asegurar que cada niño y niña crezca con sus derechos protegidos, incluso en situaciones de emergencia. La prevención es el primer paso hacia un futuro más seguro para la niñez y la adolescencia dominicana”, aseguró la vocera del órgano global.