El expresidente Jair Bolsonaro regresó este jueves a Brasil, después de permanecer tres meses en Estados Unidos, país al que viajó dos días antes de dejar el poder
En medio de un fuerte dispositivo de seguridad montado en el aeropuerto de Brasilia, el vuelo comercial de la aerolínea Gol procedente de Orlando, que tenía previsto su llegada a las 7.10 (10.10 GMT), aterrizó 25 minutos antes.
Por razones de seguridad, Bolsonaro salió del aeropuerto por una zona restringida, sin pasar por el vestíbulo, donde esperaban periodistas y decenas de seguidores, que llevaban banderas de Brasil.
Ante la movilización de sus seguidores en redes sociales en los últimos días, 500 agentes se habían desplegado para reforzar la vigilancia del aeropuerto y sus alrededores.
Su regreso no movilizó a multitudes, pero algunos centenares de activistas del espectro conservador se dieron cita en el aeropuerto y en la sede del Partido Liberal (PL), en la que pronunció un breve discurso salpicado con críticas al Gobierno de Lula, a quien evitó citar por su nombre.
Bolsonaro valoró la composición conservadora del Parlamento y la fuerza del PL, con 99 de los 513 diputados y 12 de los 81 senadores, y aseguró que esa formación liderará la oposición a Lula.
“Le mostraremos a ese personal (por el Gobierno), que por ahora y por poco tiempo estará en el poder, que no va a hacer lo que quiera con el futuro de la Nación”, declaró en la sede del PL a decenas de parlamentarios que le recibieron en su regreso a Brasil.
Seguridad en los edificios públicos
Bolsonaro va a residir en una mansión cedida por el PL, formación de la que será su presidente honorario a partir de la semana que viene.
Las autoridades regionales de Brasilia han anunciado que establecerán bloqueos en torno a los edificios públicos en la Explanada de los Ministerios, donde se encuentran las sedes de los tres poderes, para evitar disturbios.
El pasado 8 de enero, miles de bolsonaristas radicales invadieron y depredaron las sedes de la Presidencia, del Congreso Nacional y del Tribunal Supremo, en un intento de golpe de Estado, perpetrado una semana después de la investidura de Luiz Inácio Lula da Silva.
Antes de embarcar en Orlando, el mandatario declaró en el aeropuerto al canal CNN Brasil que no va a liderar la oposición al Gobierno de Lula, pero que aportará su “experiencia” de más de tres décadas en la política “para cambiar lo que se necesite ser cambiado” en el país.
En Orlando, Bolsonaro se hospedó en la casa del luchador de artes marciales mixtas José Aldo, hizo una vida normal con visitas a supermercados, restaurantes y templos y participó con el expresidente estadounidense Donald Trump en un foro político conservador en Miami.
En estos meses fuera, se han agravado sus problemas con la Justicia brasileña, que le ha incluido en una investigación sobre los sucesos del 8 de enero, que tramita en la Corte Suprema.
Las últimas semanas, los jueces han abierto otro caso por unos regalos de joyas que recibió por parte de Arabia Saudí y que no declaró en la aduana, un hecho por el que ha sido citado a declarar para el próximo 5 de abril .
EFE