Nacional

Cese al fuego forestal

Por Emilia Santos Frias

Para nadie es secreto las bondades que tiene la República Dominicana, un país verde, con agua dulce; bañado por el Océano Atlántico y el Mar Caribe. Poseedor de ricas y variadas especies animales y vegetales, endémicas, nativas, exóticas…, con yacimientos de Oro, Ámbar y Larimar, minerales…, un sorprendente clima, y de ñapa la candidez de su gente.

¡Un país envidiable!, y justo esas riquezas naturales, son la causa de la avidez de desaprensivos; algunos coterráneos y otros extranjeros, que solo buscan con sus ambiciones destruir nuestras grandes reservas medioambientales y enriquecerse a consecuencia de este crimen.

Pero, ¿por qué la inercia de nuestras autoridades?, ¿por qué no se aplican de forma severa las tantas normativas nacionales y extranjeras de las que somos signatarios?, ¿Qué pasa con la vigilancia, persecución y judicialización; ¿es esta el talón de Aquiles en la preservación de nuestros recursos naturales?; ¿por qué no damos un ejemplo con quienes cometen crímenes forestales o al medio ambiente?

Confiamos en nuestras autoridades, pero ¿por qué no vemos castigos ejemplares hacia las manos criminales? La protección del medio ambiente es deber de toda la población, tenemos derecho a vivir en un entorno sano, salvaguardando sus áreas naturales, capa vegetal, fauna y flora de la nación.

Haz analizado, ¿Qué situaciones contribuyen a que cada año durante la primavera y el verano, época de mayor nivel de sequía, según expertos en la materia, por arte de magia aparecen fuegos forestales por los cuatro confines del país?

Es posible que tengamos respuestas a esta interrogante y algunas tienen que ver con la malquerencia humana, el descuido de las autoridades y de toda la población en la defensa de nuestras lomas, bosques, montañas, áreas verdes, parques, reservas…

Sí, la maldad que habita en nuestros corazones y hace que malos dominicanos en complicidad con manos extranjeras que no buscan el bien para ninguna de las dos naciones soberanas que habitan la Isla La Hispaniola.

Esas aves carroñeras, solo extienden sus brazos para favorecerse económicamente en franco detrimento de los recursos naturales de nuestra nación. ¡Oh padres fundadores, hoy en la Era Digital, cuántos traidores tiene la República Dominicana! Con sus actos atroces, solo buscan que se hunda la isla. ¡Haciendo a buenos y verdaderos dominicanos víctimas de sus maquinaciones!, como diría el patricio Juan Pablo Duarte.

El humo y la escasez de agua mantiene postrada a la población. Es reincidencia la aparición en esta temporada de siniestros en los bosques de Villa Altagracia, Los Haitises, San Cristóbal y sus parajes, comenzando desde la Avenida 6 de Noviembre, que arde durante este abril; Barahona, Pedernales, La Altagracia, La Vega, Constanza, Valle Nuevo, en municipios de Santo Domingo, en fin, en todas nuestras sierra, cordilleras, lomas…, personas sin corazón cometen crímenes hacia el medio ambiente y la salud de la población dominicana.

Un aliciente en medio de esta Semana Santa y gracia al Padre Todopoderoso, han sido las lluvias acaecidas desde mediados de esta conmemoración, gracias a la influencia de una vaguada que ha favorecido la extinción del incendio forestal que estaba en desarrollo en la Cordillera Central. Según nos informó el analista meteorológico, Jean Suriel, que afirmó el cese del fuego en el Pico Duarte: uno de nuestros paraísos; incrustado entre dos parques nacionales; reservas naturales: el Parque Nacional Armando Bermúdez y el Parque Nacional José del Carmen Ramírez.

Asimismo, la alerta verde realizada por el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) durante esta Semana Santa, para las provincias María Trinidad Sánchez, Sánchez Ramírez, Duarte, Samaná, Hato Mayor, Monte Plata, Santo Domingo y al Distrito Nacional por posibles crecidas de ríos, arroyos y cañadas.

Además de inundaciones repentinas o urbanas, debido a la vaguada que incide; provoca aguaceros y tronadas en gran parte del país, pese a las grandes dificultades materiales que pueda causar es un aliciente que sabemos sofocará parte de los terribles fuegos forestales que personas inescrupulosas han creado.

Este hermoso país, llamado República Dominicana; colocado en el mismo trayecto del sol, como dijo el Poeta Nacional, don Pedro Mir, posee una capa boscosa en el 43 por ciento de territorio, equivalente a 1,814,503 hectáreas con cobertura forestal, un 37.7 % más un 5.1% de árboles frutales, entre ellos, café y cacao con sombra, para un total de 42.8 % del territorio.

Esto así, a diferencia de su vecino Haití que solo tiene alrededor de un 2 % y su población desde siempre es acusada por cometer actos de depredación de la capa vegetal nuestra. Pero con toda esta riqueza natural, nuestra nación solo cuenta con 250 bomberos forestales, para accionar ante siniestros.

En esta ínfima cantidad de agentes reposa la salvaguarda de nuestra capa boscosa ante desenlaces fatales. Sabemos del aumento vertiginoso del cambio climático, pero, en nuestro caso, como dijo el fenecido ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, a Kiskeya Life, “todos los incendios en el país son provocados. Solo el 5% ocurre de forma natural, el 95 por ciento es provocado por la maldad humana”. Más claro ni el agua: ¡son causados deliberadamente por malas y deshonestas personas!

Pese a que ha sido identificado el agente causante, en lo que va de año, solo 43 personas han sido detenidas, acusadas de perpetrar crímenes al medioambiente; autores de los fuegos forestales…, sin duda alguna, esa cantidad es una vergüenza para el atroz daño causado a nuestra población y suelo.

En ese sentido, ponderamos la denuncia realizada este Viernes Santo, por el padre Cesáreo Núñez, en el Sermón de las 7 palabras: “La falta de conciencia, de la ciudadanía, un Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales desaparecido y aparentemente sin planes, un intento macabro de privatizar las aguas, unido a la creciente deforestación y la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas, son parte de la agenda con la que se pretende equivocadamente responder a este desafío”. ¡Accionemos!

¡Señor presidente, manos dura con los responsables de estos crímenes, la justicia tiene que dejar sentir todo su peso! Creemos que usted hará todo a su alcance como bien se comprometió recientemente a “proteger el agua y la vida silvestre, cueste lo que cueste”. Por eso, ¡cásese con la gloria y muéstrenos resultados, es hora de garantizar la sostenibilidad real de nuestro medio ambiente!

Además, de la buena iniciativa planteada de sembrar a través del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el doble de las plantas que han sido taladas, quemadas…, merecemos; necesitamos manos firmes en la guarda y conservación de nuestra capa vegetal, sin restar importancia al formidable aporte que hará la rehabilitación ambiental en cada lugar que haya sido impactado; contaminados, por manos inescrupulosas. Es una deuda con la población.

Es prudente capacitar a más guardaparques, guardabosques y bomberos forestales, equiparles y proveerles las herramientas de trabajo, así como, las condiciones laborales favorables para que no continúen los pocos que tenemos, haciendo la defensa de su terruño a mano pelada; sin estímulo, solos a su suerte, en lugares recónditos. Carentes hasta de alimento durante sus jornadas de vigilancia. Además de disponer de militares sensatos, comprometidos y capaces de defender su nación.

Entre otras actividades, es preciso fomentar responsabilidad y conciencia ciudadana; combate a la ineptitud, y solo con una justicia drástica para quienes depredan nuestras cordilleras, incendian los bosques, queman basura, talan de forma indiscriminada nuestros arbustos, producen incendios en vertederos, desbastan Las Dunas de Baní; que con su acción producen escasez de agua y alimento para el consumo humano, animal y vegetal, además de torpedear nuestros arroyos, ríos, lagos y mares.

¿Acaso, no accionaremos los compromisos asumidos como país, con los Objetivos de Desarrollo del Milenio? Hay que aplicar la buena norma, ¡demos un golpe contundente a posibles mafias forestales, a las manos desaprensivas y sus cómplices, sean estos civiles o militares, ricos o en condición de vulnerabilidad!

El país es de todos y por ende nos asiste defenderlo; llevamos más de dos décadas constreñido a este sufrimiento, que es cada vez más voraz. ¡Detengamos ya estos fuegos forestales!, es un compromiso de nación.

Hasta pronto.

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