Tras aferrarse al cargo y soportar viento y marea en su contra, Boris Johnson fue abandonado por casi todos sus aliados tras una serie de escándalos, lo que lo forzó a aceptar su salida del cargo, aunque los tiempos no están definidos y la incertidumbre se alarga.
El premier ya confirmó su renuncia y ahora los conservadores tendrán ahora que elegir un nuevo líder, un proceso que podría durar incluso meses, durante los cuales Johnson continuará en una especie de interinato.
El enfoque beligerante y a menudo caótico de su estilo de gobernar y una serie de crisis han agotado la buena voluntad de muchos de sus legisladores, mientras que las encuestas de opinión muestran que ya no es popular entre la población en general.
Los escándalos
La reciente crisis estalló después de que el diputado conservador Chris Pincher se viera obligado a dimitir por acusaciones de haber manoseado a colegas y otros hombres en un club privado. El gobierno primero dijo que no lo sabía, y luego admitió que sí, pero que lo había “olvidado”.
Una reacción similar a la que tuvo cuando se revelaron las numerosas fiestas en Downing Street (sede del gobierno) incumpliendo las normas de confinamiento, cuyo reporte de investigación responsabilizó a las altas figuras del gobierno por el descontrol.
Pero además de los problemas mediáticos, el oficialismo venía perdiendo fuerza en elecciones locales.
Johnson había hecho olvidar durante algunos meses los múltiples escándalos que lo rodean gracias a su determinada acción en la ayuda a Ucrania contra la invasión de Rusia.
A principios de junio, Johnson sobrevivió a un voto de censura de sus propios diputados, con el apoyo de 211 de sus 359 legisladores, pero los 148 votos en su contra hicieron patente que el descontento no dejaba de crecer. Según medios británicos, ahora solo contaría con el respaldo de 65 diputados, pero las normas del partido indican que el procedimiento no se puede repetir en menos de un año, lo que hacía inviable ese procedimiento.
Las renuncias
El anuncio de la dimisión de Johnson llegó después de una cascada de alejamientos desatada el pasado martes tras la renuncia de los titulares de Economía, Rishi Sunak, y Sanidad, Sajid Javid, que se prolongó a lo largo del día de ayer y de este jueves por la mañana.
Los acontecimientos se acelararon este jueves, cuando ya han dimitido más de 50 miembros del gobierno de Johnson en una incesante sangría que comenzó el martes por la tarde con dos pesos pesados: el ministro de Finanzas, Rishi Sunak, y el de Sanidad, Sajid Javid.
Inicialmente, Johnson se negó a irse y parecía dispuesto a atrincherarse, despidiendo a Michael Gove, uno de los miembros más importantes de su equipo ministerial y uno de los primeros en decirle que tenía que dimitir, en un intento de reafirmar su autoridad. Un aliado de Johnson declaró al periódico The Sun que los rebeldes del Partido Conservador “tendrían que mancharse las manos de sangre” para deshacerse de Johnson.
Pero el jueves por la mañana, cuando se sucedieron las dimisiones, quedó claro que su posición era insostenible. Al amanecer, las portadas de la prensa británica hablaban de un inminente final. El Daily Express, diario favorable a los conservadores, se refirió a la “última batalla” de Johnson y el Daily Telegraph consideraba que el primer ministro estaba “herido de muerte”.
Quedarse hasta que haya un nuevo líder
A solo 16 días de alcanzar los tres años como primer ministro, la de Johnson sería una de las estancias más cortas en Downing Street desde 1900. Sin embargo, es probable que esta vez se prolongará por más de cuatro semanas y así superaría la marca de Theresa May, que sustituyó a David Cameron.
Antes que ella asuma el cargo en 2016, Cameron presentó su renuncia tras el revés sufrido en la votación por el Brexit. Pero en ese entonces el premier se quedó en el cargo durante semanas mientras la interna conservadora debatía el nuevo liderazgo. Si hubiese abandonado el cargo de inmediato, posiblemente la posta la hubiese tomado algún líder pro Brexit de línea más dura, tras el fragor de la votación.
También Johnson asumió el cargo recién dos meses después de que May anuncie su intención de dimitir.
En el escenario actual, varias figuras “tories” aclararon que no aceptarían integrar el gabinete si Johnson seguía en el poder. Por ello, el desafío del todavía primer ministro en la mañana del jueves fue conseguir una lista de ministros que lo acompañen en este período, lo que consiguió antes de anunciar que comenzaría el proceso interno para elegir al nuevo premier. Así, se quedará en una especie de interinato.
Cómo se elige sucesor
El nombramiento de su sucesor al frente del partido “tory” (conservador), y por tanto del Ejecutivo británico, debería conocerse antes de que los conservadores celebren su congreso anual, previsto para octubre.
Los candidatos que se postulen para el liderazgo -podría haber muchos- deben ser nominados por otros dos diputados del Partido Conservador. Los parlamentarios conservadores celebran entonces varias rondas de votaciones para reducir el número de candidatos. Cada vez se les pide que voten por su candidato favorito en una votación secreta y la persona con menos votos es eliminada. Este proceso se repite hasta que quedan dos candidatos.
Hasta ahora, las votaciones se celebraban cada martes y jueves, pero el 21 de julio el Parlamento británico entra en receso estival de seis semanas, por lo que es posible que haya que acelerar el proceso. El dirigente del partido con mayoría en la Cámara de los Comunes es el primer ministro de facto. No está obligado a convocar elecciones anticipadas, pero tiene el poder de hacerlo.
La duración de la contienda por el liderazgo puede variar, dependiendo de cuántas personas se presenten. Theresa May se convirtió en máxima dirigente del país menos de tres semanas después de que David Cameron dimitiera en 2016 y todos los demás aspirantes abandonaran a mitad de la carrera.
Los principales candidatos
Fue precisamente la falta de un sucesor directo lo que ha hecho que los diputados se hayan mostrado dubitativos a la hora de presionar en mayor medida a Johnson para dejar el cargo; no existen candidatos que se distingan especialmente del resto de aspirantes.
El ministro de Finanzas, Rishi Sunak, primer hindú en ocupar el cargo, fue uno de los dos destacados ministros que dimitió el martes. Había sido en su día el gran favorito para suceder a Johnson, pero perdió legitimidad a raíz de una serie de escándalos.
El ex ministro de Relaciones Exteriores y de Salud, Jeremy Hunt, de 55 años, perdió frente a Boris Johnson en las elecciones al liderazgo conservador de 2019, en las que se presentó como la alternativa “seria”. Desde entonces se considera que ha estado esperando el momento y preparándose para volver a presentarse, construyendo sus apoyos y manteniéndose fuera del gobierno de Johnson.
Sin pelos en la lengua y muy crítica con los movimientos reivindicativos bautizados “woke”, la ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, se ha hecho muy popular en las bases del Partido Conservador.
Ben Wallace, el ministro de Defensa de 52 años, es más popular que nunca tras la ayuda a Ucrania a raíz de la invasión rusa. Aunque siempre ha negado su interés por hacerse con el liderazgo del Partido Conservador, los conservadores lo consideran una persona franca y capaz.
El ministro de Salud, Sajid Javid, fue el otro peso pesado del gobierno y el Partido Conservador que renunció el martes en protesta contra el primer ministro.
La ministra del Interior, Priti Patel, de 50 años, es la más conservadora de los ministros de Johnson. Firme partidaria del Brexit, también votó en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo.
Fuente: Infobae