La primera ministra británica, Liz Truss, está este jueves bajo creciente presión ante el aumento del número de diputados conservadores que han pedido públicamente su dimisión, y que se suman a los que ya lo han hecho en privado mediante cartas a la ejecutiva del grupo parlamentario.
Truss, se halla reunida este jueves con el jefe del grupo de diputados conservadores sin cartera, Graham Brady, responsable de organizar las mociones de censura interna y las elecciones de nuevos líderes.
Según ha confirmado Downing Street (jefatura del Ejecutivo) a medios británicos, Brady, que preside el llamado Comité 1922, se ha reunido con la primera ministra a petición de esta última, en un momento en el que la rebelión de los «tories» ha llevado a Truss al borde de la renuncia.
No se ha ofrecido ninguna razón a la reunión entre Truss y Brady, quien fue la persona a la que el anterior primer ministro Boris Johnson comunicó su intención de dimitir el pasado mes de julio, ante la presión interna en sus filas.
Al menos trece diputados del partido gobernante han confirmado en los medios de comunicación y las redes sociales que no confían en la jefa del Gobierno.
El influyente Comité 1922, que supervisa la elección al liderazgo del Partido Conservador británico, tenía previsto reunirse hoy para analizar la situación , tras la dimisión de Suella Braverman como ministra de Interior y el caos vivido anoche durante una votación en el Parlamento.
El Ejecutivo de Truss, ganó una controvertida votación en la Cámara de los Comunes sobre la hidrofractura hidráulica, en la que se vivieron escenas caóticas y que derivó en acusaciones de coacciones para evitar una rebelión entre los conservadores.
Los «tories» se impusieron por un amplio margen de 96 votos (326 frente a 230) y desestimaron una enmienda propuesta por la oposición laborista para impedir que el Gobierno vuelva a permitir el «fracking» en el Reino Unido.
Aunque ningún diputado conservador votó en contra de su propio Ejecutivo, 40 se ausentaron de la cámara, entre ellos la primera ministra, y las escenas que se vivieron en los pasillos del Parlamento durante la votación reflejaron las turbulencias que atraviesa el Gobierno de Truss.
Denuncias de violencia para impedir el voto
Un diputado de la oposición laborista, Chris Bryant, hizo estallar la polémica al asegurar que dos ministros, Jacob Rees-Mogg, titular de Empresas, y Therese Coffey, de Sanidad, presionaron a sus correligionarios para que no accedieran al pasillo para votar en contra del Gobierno.
El laborista aseguró que un conservador, Alex Stafford, llegó a sufrir una agresión «física» para impedir que siguiera adelante, si bien el «tory» aseguró que el encontronazo se limitó a una «conversación franca y robusta».
El también conservador Charles Walker tachó de «inexcusables» las escenas que se vivieron en el Parlamento.
«Esto es una absoluta desgracia. Habiendo sido diputado durante más de 17 años, sin haber sido nunca ministro y habiendo sido leal la mayor parte del tiempo, creo que esto es un desastre y una desgracia», afirmó.
Rees-Mogg, por su parte, declaró que no vio «ningún acoso» a los diputados conservadores. «Solo vi que hubo discusiones sobre el voto que se estaba llevando a cabo, esto es lo que ocurre normalmente», afirmó.
El presidente de la Cámara de los Comunes, Lindsay Hoyle, ha ordenado la apertura de una investigación sobre lo ocurrido anoche en los pasillos del Parlamento.
El líder laborista pide elecciones anticipadas
El líder del Partido Laborista británico, Keir Starmer, ha pedido hoy la celebración inmediata de unas elecciones generales anticipadas en el Reino Unido, ante el «caos» en el que está sumido el Gobierno de la primera ministra, la conservadora Liz Truss.
En un discurso ante el congreso anual de la confederación sindical TUC, Starmer ha asegurado que el Partido Conservador debe «dejar el futuro del país fuera de sus patéticas trifulcas» y ha acusado al Gobierno de haber alcanzado «un nuevo y caótico mínimo», tras la dimisión ayer de la ministra del Interior, Suella Braverman, y la accidentada votación en la Cámara de los Comunes.
«Todos los fracasos de los últimos 12 años (de mandato conservador) están a punto de estallar», ha dicho a los delegados sindicales reunidos en la ciudad inglesa de Brighton.
Truss, que asumió el cargo el pasado día 6, es centro de las críticas de diputados de su partido, después de que su controvertido programa económico generase este mes turbulencias en los mercados y provocase una caída en el valor de la libra.
Según «The Times», el Comité1922, que incluye a los diputados conservadores sin cartera, se reunirá este jueves para evaluar la actual crisis en el Ejecutivo.
El diario asegura que el presidente del comité, Graham Brady, habría recibido ya más de las 54 cartas necesarias de parlamentarios «tories» para convocar una votación de censura contra Truss mientras que algunos diputados de la formación creen que la jefa del Gobierno tiene los días contados en el poder.
Después de la crisis que provocó este mes el programa económico y que forzó a Truss a sustituir a Kwasi Kwarteng por Jeremy Hunt al frente del ministerio de Economía, ayer presentó la dimisión Braverman por haber cometido el «error» de compartir información confidencial a través de su teléfono personal.
Braverman fue sustituida horas después por el antiguo ministro de Transporte Grant Shapps.
Horas después, en los pasillos del Parlamento se vivieron las caóticas escenas, en medio de acusaciones de coacciones para evitar una rebelión entre los diputados conservadores, cuando se votaba la moratoria sobre la fracturación hidráulica o «fracking».
Fuente: EFE