Es la manzana de la discordia de las tortillas de patata: ¿con cebolla o sin cebolla? Más allá de este eterno debate culinario, no hay sofrito que se precie sin este ingrediente, base de la cocina mediterránea gracias a su característico sabor y sus propiedades nutricionales únicas. Gracias a su composición rica en nutrientes, la cebolla contribuye al bienestar general del cuerpo.
Aunque las cebollas no son una fuente principal de proteínas como los alimentos de origen animal o las legumbres, contienen pequeñas cantidades de este macronutriente que son esenciales para el funcionamiento del cuerpo.
Las proteínas desempeñan un papel clave en la reparación de tejidos, el fortalecimiento del sistema inmunológico y la producción de enzimas y hormonas.
La Fundación Española de Nutrición (FEN) destaca de la cebolla su aporte en potasio, un mineral vital para el cuerpo porque ayuda a regular los niveles de presión arterial al contrarrestar los efectos del sodio en el cuerpo. Este equilibrio es esencial para reducir el riesgo de hipertensión, un factor importante en enfermedades cardiovasculares.
Además, el potasio también es fundamental para la función muscular, incluido el músculo cardíaco, y para mantener un ritmo cardíaco saludable. Por ello, consumir cebollas regularmente puede ser beneficioso para quienes buscan cuidar su salud cardiovascular y mantener un sistema circulatorio eficiente.
La vitamina C presente en las cebollas es un antioxidante que fortalece el sistema inmunológico, protege las células del daño causado por los radicales libres y promueve la salud de la piel. Esta vitamina también es esencial para la producción de colágeno, una proteína clave en la estructura de la piel, los huesos y los vasos sanguíneos.
Además, la vitamina C ayuda al cuerpo a absorber el hierro de los alimentos, lo que puede prevenir o combatir la anemia ferropénica. Incluir cebollas en la dieta diaria puede ser una forma sencilla y efectiva de obtener esta vitamina esencial y fortalecer la salud general.
Protectora contra ciertas enfermedades
Las cebollas son ricas en flavonoides, especialmente en quercetina, un compuesto con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Los flavonoides han sido estudiados por su capacidad para reducir el riesgo de enfermedades crónicas como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer, explican desde la Clínica Universidad de Navarra.
La quercetina, en particular, tiene propiedades antihistamínicas, lo que la hace útil para reducir reacciones alérgicas. También puede ayudar a regular la presión arterial y a mejorar la salud arterial al prevenir la acumulación de placas en las paredes de los vasos sanguíneos.
Este es la técnica de Arguiñano, tan personal y humorística como todas las que aconseja en sus programas, para cortar cebolla y que no se convierta en un sufrimiento
Uno de los aspectos más destacados de las cebollas es su contenido en compuestos azufrados, como la alicina, según la FEN.
Estos compuestos son responsables de su aroma característico y de muchos de sus beneficios para la salud, pues tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que protegen al corazón al reducir los niveles de colesterol LDL (conocido popularmente como “malo”) y mejorar la circulación sanguínea.
También se ha demostrado que estos compuestos tienen efectos antimicrobianos, ayudando al cuerpo a combatir infecciones bacterianas y virales.
Además, los compuestos azufrados pueden estimular la desintoxicación del hígado al contribuir la eliminación de toxinas del cuerpo. Este proceso contribuye a mantener un metabolismo saludable y a proteger los órganos internos de daños relacionados con sustancias nocivas.