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«¿De qué color son tus muertos?»: la campaña contra la represión racista en el Perú de Boluarte

La decisión reciente del Banco Central de Reserva del Perú de homenajear a la pintora y grabadora Tilsa Tsuchiya Castillo con su rostro en el anverso del billete peruano de mayor denominación, que generó comentarios discriminatorios, fue tan solo un caso más de racismo en la nación heredera del imperio inca.

«Actitudes como estas confirman que, en el Perú, el racismo y la discriminación étnico-racial constituyen una problemática«, reconoció el Ministerio de Cultura en un comunicado divulgado el lunes.

Un hecho que coincide con el lanzamiento de una campaña titulada ‘¿De qué color son tus muertos?’, impulsada por sectores artísticos bajo el auspicio de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, con la cual se busca crear conciencia por las muertes en las protestas en Perú.

Muertes impunes

Desde el 7 diciembre de 2022, cuando la presidenta Dina Boluarte asumió el mando del país, hasta el 30 marzo de este año, se realizaron miles de movilizaciones en varias zonas de Perú, especialmente en provincias.

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en uno de los últimos informes acerca de los despliegues callejeros, registró 50 civiles fallecidos y al menos 821 personas heridas, presuntamente por las fuerzas del orden.

«De los 50 civiles muertos en el contexto de uso de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad, 42 lo fueron por munición de arma de fuego. Como confirman los informes de las autopsias, 47 de los 50 civiles muertos recibieron disparos en la parte superior del cuerpo (cabeza, pecho, espalda y abdomen)», sostuvo.

Pese a la evidencia, hasta el momento no hay condenados por estos actos y tampoco se conoce que algún efectivo haya sido separado de su cargo. Por el contrario, el ministro de Defensa, Alberto Otárola, rápidamente pasó a ser jefe del Consejo de Ministros.

La presidenta de Perú, Dina Boluarte, en una recepción oficial con honores militares en Berlín, Alemania.Bernd von Jutrczenka / dpa / Gettyimages.ru

Tanto Boluarte como Otárola fueron denunciados constitucionalmente por estos decesos a finales de noviembre pasado por la entonces fiscal de la Nación, Patricia Benavides, quien tomó esta decisión precisamente cuando fue señalada de ser la presunta cabecilla de una red criminal enquistada en el Ministerio Público.

La «indignación»

El fotógrafo y documentalista Mario Colán, director del proyecto, indicó a RT que la iniciativa ‘¿De qué color son tus muertos?’, que incluye una potente campaña gráfica en la web, «nace por la indignación», para evitar que «pasase a un segundo plano la vida».

«La gente sigue como si nada hubiese pasado (…). El objetivo es remover las conciencias«, subrayó Colán. «Esta campaña está hecha para denunciar el racismo, para decirle racistas a los racistas y que están mirando para otro lado», enfatizó.

En ese sentido, se inauguró esta semana una muestra fotográfica en la que estuvieron familiares de las 50 personas que perdieron la vida por exigir la renuncia de Boluarte o simplemente por pasar cerca de esas manifestaciones.

«Pensamos que esta era una oportunidad valiosa e importante para interpelar a determinados sectores de la sociedad limeña, de la sociedad peruana. ¿Cuánto hemos degradado el valor de la vida para pensar que no todos tenemos el mismo valor?», cuestionó Jennie Dador Tozzini, secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, en el evento.

Notables diferencias

Un mapa de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos muestra que, de las 50 muertes, la mayoría se dieron lejos de la capital: 21 en Puno; 10 en Ayacucho; siete en Apurímac; tres tanto en Arequipa como en Junín; y dos en Cusco, La Libertad y Lima, respectivamente.

En marzo pasado, Amnistía Internacional Perú precisó a este medio que hubo «un marcado sesgo racista y discriminatorio por parte de las fuerzas de seguridad: el 80 % de las víctimas son de comunidades campesinas e indígenas».

«Está claro que las órdenes en Lima eran distintas a las órdenes en provincias», señaló Colán. «En las necropsias de los manifestantes en el interior, absolutamente todos tenían disparos por encima de la cintura, entonces queda claro que la orden era matar«, agregó.

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