Tres grupos de defensa de derechos civiles presentaron el lunes una demanda contra la Universidad de Harvard (EE.UU.), alegando que su trato preferencial en los procesos de admisión para los solicitantes con vínculos familiaresbeneficia «abrumadoramente» a los estudiantes blancos, días después de que el Tribunal Supremo de EE.UU. anulara sus políticas de admisión basadas en la raza.
La demanda, presentada por el grupo Lawyers for Civil Rights (LCR) en nombre de Chica Project, African Community Economic Development of New England y Greater Boston Latino Network, argumenta que casi el 70 % de los solicitantes relacionados con donantes y exalumnos de Harvard son blancos, y reciben un impulso sustancial en función de su estatus.
Además, los activistas afirman que alrededor del 28 % de la promoción de 2019 estaba formada por estudiantes que tenían una conexión familiar con Harvard, un padre o pariente que había asistido previamente a la universidad.
«Este trato preferente no tiene nada que ver con los méritos del solicitante. Por el contrario, se trata de un beneficio injusto y no merecido que se confiere únicamente en función de la familia en la que nace el solicitante», afirma LCR en un comunicado de prensa. «Esta costumbre, patrón y práctica son excluyentes y discriminatorios. Desfavorece y perjudica gravemente a los solicitantes de color», agrega.
«Privilegios acumulados por generaciones anteriores»
«La práctica de Harvard de favorecer a los hijos de donantes y antiguos alumnos adinerados, que no han hecho nada para merecerlo, debe terminar. Este trato preferente se dirigeabrumadoramente a los solicitantes blancos y perjudica los esfuerzos de diversificación», dijo Michael Kippins, miembro de litigios de LCR.
«¿Por qué estamos recompensando a los hijos por los privilegios y ventajas acumulados por generaciones anteriores?», preguntó Iván Espinoza-Madrigal, director ejecutivo de LCR, que lleva el caso. «El apellido de tu familia y el tamaño de tu cuenta bancaria no son una medida de mérito, y no deberían influir en el proceso de admisión a la universidad», indicó.
El fin del racismo inverso
La demanda llega menos de una semana después de que la Corte Suprema dictaminara que los colegios y universidades ya no pueden tener en cuenta la raza en la admisión.
El proceso jurídico empezó en 2014, cuando el grupo ‘Students for fair admissions’ (‘Estudiantes por admisiones justas’) demandó a la Universidad de Harvard y la Universidad de Carolina del Norte (UNC, por sus siglas en inglés) con el objetivo de poner fin a las políticas de acción afirmativa o, también llamadas, de racismo inverso en el sector educativo con el argumento de que violan la Constitución estadounidense, que prohíbe cualquier discriminación racial.
Los activistas acusaron a Harvard de asignar a los estudiantes asiático-estadounidenses calificaciones más bajas que otros grupos étnicos y de limitar el número de solicitantes admitidos de esta raza.