Tras pasar casi 35 años en el corredor de la muerte, Frank Atwood, condenado por asesinar a una niña en 1984, fue ejecutado este miércoles en la prisión estatal de Florence, Arizona, después de que la Corte Suprema de EE.UU. despejara el camino para la aplicación de la pena capital al rechazar la apelación final de sus abogados, informa ABC.
El equipo defensor alegaba que Atwood, de 66 años y postrado en una silla de ruedas, experimentaría un sufrimiento insoportable atado a la camilla de ejecución y acostado boca arriba debido a su condición degenerativa en la columna, sosteniendo que eso violaría su derecho constitucional a no ser sometido a un castigo cruel.
Sin embargo, los fiscales argumentaron que el uso de una almohada y la inclinación de la camilla «minimizarían el dolor que experimenta el demandante cuando se acuesta boca arriba».
Hace dos semanas, Atwood no pudo elegir entre la inyección letal o la cámara de gas, por lo que se procedió a la inyección letal, siendo este el método de ejecución predeterminado del estado, señaló el fiscal general de Arizona.
El sujeto fue condenado a muerte en 1987 por el asesinato de la niña Vicki Lynne Hoskinson, de 8 años, cuyo cuerpo fue encontrado en el desierto en 1984 meses después de salir de su casa en Tucson para dejar una tarjeta de cumpleaños en un buzón cercano.
Se trata de la segunda ejecución en el estado en menos de un mes después de que Clarence Dixon fuera ajusticiado en mayo.
Arizona reanudó la aplicación de la pena capital tras un parón de ocho años tras la fallida inyección letal del preso Joseph Wood en 2014, cuyo proceso de ejecución, que debería haber durado 10 minutos, tardó casi dos horas en completarse.
Fuente RT