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Entre avances sociales e incertidumbres económicas: Lula llega a los 100 días de su tercer mandato

Cuando le preguntaron a Luiz Inácio Lula da Silva por sus 100 primeros días de Gobierno, que cumple este lunes con una aceptable aprobación popular, el presidente brasileño dijo que había que mirar al futuro porque ese período inicial de ‘luna de miel’ ya era «parte del pasado».

Pero seguramente ni él ni los brasileños olvidarán el ajetreado arranque de su tercer mandato, en especial el día 8 de enero, cuando hordas de bolsonaristas radicales enfurecidos por su regreso al poder destrozaron salvajemente el presidencial Palacio de Planalto, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal en Brasilia.

Semanas después, en otra crisis inducida por el exmandatario ultraderechista Jair Bolsonaro, Lula tuvo que declarar el estado de emergencia sanitaria en la reserva indígena yanomami, la mayor de Brasil, por la situación de abandono y desnutrición sufrida por sus habitantes por el acoso de la minería ilegal.

También ha dedicado su labor a tratar de recomponer la dañada imagen de Brasil que heredó de Bolsonaro en materia ambiental, en el combate al hambre y el crecimiento de la extrema pobreza. Destaca el relanzamiento de célebres programas sociales como Bolsa Familia, Minha Casa Minha Vida o Mais Médicos, a los que adjudicó mayores dotaciones.

«No hemos hecho más que tratar de recuperar lo que se había hecho bien, lo que había funcionado y fue destruido. Es como si volvieras a tu casa de vacaciones y hubiera habido un terremoto», dijo en una ocasión, cuando llevaba 80 días como presidente.

Por ahora, aunque criticado por una parte de la sociedad por su excesivo gasto público, el mandatario sale airoso del debut de su tercer mandato.

Según una reciente encuesta de la respetada firma Datafolha, Lula es aprobado por un 38 % de los brasileños, una cifra superior a la que obtuvo Bolsonaro en su momento (32 %), si bien inferior a la que él mismo registró en sus dos primeros mandatos: en 2003 (43 %) y 2007 (48 %).

«Brasil volvió»

Este lunes, el presidente conmemoró en las redes sociales sus primeros «100 días de Unión y Reconstrucción» con su ya clásico lema de ‘Brasil volvió’. «Y todavía tenemos mucho trabajo por delante», añadió.

El mandatario debe reunirse con sus ministros con el objetivo de presentar un plan de acciones para los próximos meses, que permita impulsar las inversiones en el sector industrial, en agricultura e infraestructura.

La mayor preocupación de Lula sigue estando en la economía, en especial después de que cien especialistas e instituciones financieras consultados por el Banco Central pronosticaran un exiguo crecimiento del 0,9 % en 2023, frente al 2,9 % de 2022, mientras que estimaron que la inflación se acercará al 6 %.

La encuesta de Datafolha señala que el pesimismo de los brasileños con la economía se agravó desde la toma de posesión de Lula, en medio de su disputa con el Banco Central por la alta tasa de interés que mantiene desde hace meses y que perjudica la recuperación económica.

La semana pasada, Lula dijo, sin embargo, que el crecimiento económico en la nación suramericana «será mayor de lo que pronostican los pesimistas» y que «el salto será importante».

«Estás en una carrera de caballos diciendo que tu caballo es flojo, que tu caballo es no sé qué, que tu caballo tiene gripe, que tu caballo está cansado. Nadie va a apostar. Entonces nuestro papel es apostar a que este país triunfará y producirá más de lo que algunos han estado esperando», declaró.

Otro motivo de preocupación para el mandatario es su relación con el Congreso. En octubre, Lula ganó las elecciones por el margen más estrecho desde la redemocratización de Brasil. De esos mismos comicios salió también un Parlamento dominado por el bolsonarismo.

Pasados tres meses, Lula sigue con el reto de constituir una base sólida, lo que será clave para determinar si tendrá capacidad para sacar adelante sus proyectos.

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