Tres días después de ser detenida, la expresidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, inició este jueves una «huelga de hambre» en la prisión de mujeres de Obrajes (La Paz), donde cumple prisión preventiva por su presunta participación en el golpe de Estado contra Evo Morales, en 2019.
«Ella ha dejado de alimentarse y está en huelga de hambre», dijo al diario El Deber la presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDHB), Amparo Carvajal, quien la visitó en el penal junto con una comisión de la Defensoría del Pueblo.
«La he visto muy mal. ‘¿Para qué luchar? ¿Para qué vivir?’, me ha dicho», aseguró Carvajal. Y agregó: «La expresidenta está sola. Hay una bombona de oxígeno, pero ella está muy decaída».
Ante esa denuncia, la Dirección General de Régimen Penitenciario de Bolivia aseguró en un comunicado que la salud de Jeanine Áñez es «estable, de acuerdo con el informe médico realizado a las 16:30 horas de este jueves», y desmintió que estuviera realizando una huelga de hambre.
El miércoles, los abogados de Áñez pidieron que su defendida fuera trasladada a una clínica por sufrir una «descompensación» debida a un cuadro de hipertensión. También la hija de Áñez, Carolina Ribera, afirmó que su madre «sufre de presión alta y requiere de control permanente».
Sin embargo, la Dirección General de Régimen Penitenciario no la autorizó a dejar la cárcel, al considerar que no era necesario. La exdiputada conservadora, de 53 años, fue atendida en el mismo lugar de detención.