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La cumbre del G7 en Hiroshima pone en tensión las relaciones de Pekín con Occidente

Mientras que en Hiroshima se lleva a cabo la cumbre del Grupo de los Siete (G7), Pekín observa con cautela cómo Occidente trata de asegurar aliados para fijar un frente unido sobre China y Rusia.

Aunque la crisis ucraniana ha revitalizado el G7 y unido a Occidente en un bloque contra Rusia, la forma de hacer frente a la influencia china sigue siendo una de las cuestiones más divisorias entre Washington y sus aliados.

Asimismo, los expertos señalan que, dado que Japón ostenta la presidencia del G7, la cumbre de Hiroshima es especialmente importante para la región del Indo-Pacífico, donde Tokio y Washington presionarán para que se adopte una postura más dura con China.

En Occidente «tienen planteamientos diferentes»

Philippe Le Corre, investigador del Centro de Análisis de China del Instituto de Política de la Sociedad Asiática, señala que EE.UU., Japón y la UE «tienen planteamientos diferentes».

Pekín nombra a los  culpables de "los mayores riesgos que enfrenta el mundo"

«Mientras que Washington mantiene una rivalidad con Pekín, especialmente de cara a las elecciones del 2024, los europeos no quieren entrar en conflicto con China», indicó, añadiendo que Japón se encontraba en una posición intermedia.

Sin embargo, las preocupaciones por irritar a China ya no son un impedimento para que Europa endurezca su postura, afirmó Le Corre. «En el pasado, los europeos dudaban en calificar a China y Rusia de ‘países revisionistas’, pero ahora admiten que China quiere cambiar el orden internacional dominado por Occidente. En esta cuestión, los países occidentales están unificados», afirmó.

Lucha por la influencia

En un movimiento que algunos analistas consideran como «una provocación» contra Pekín, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, invitó a ocho países no miembros a la cumbre en un intento de ampliar la influencia de la coalición entre los vecinos de China y los países en vías de desarrollo.

La lista de invitados incluye a economías emergentes como Brasil, Indonesia y la India, así como a potencias del Indo-Pacífico como Corea del Sur, Vietnam y Australia.

Desde China han observado las iniciativas de Occidente y también han movido sus piezas en el tablero. En vísperas de la reunión del G7, Pekín envió al ministro de Asuntos Exteriores, Qin Gang, a Europa, y al enviado especial de paz de Pekín, Li Hui, a Kiev y Moscú para mediar en el conflicto.

De igual forma, el presidente chino, Xi Jinping, también recibió esta semana en Xian a los líderes de cinco países de Asia Central (Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán) para celebrar su primera cumbre conjunta en persona, una iniciativa diseñada para mostrar su «amistad duradera».

El presidente de China, Xi Jinping, y su esposa, Peng Liyuan, posan para para una foto con los líderes de países de Asia Central, Xian, China, el 18 de mayo de 2023Ding Haitao / AFP

Diplomacia coercitiva

Se espera que los líderes del G7 emitan una declaración conjunta que incluya «una sección específica sobre China», en la que resalten «la coerción económica y otros comportamientos», según informó Reuters el viernes pasado, citando a un funcionario estadounidense no identificado. 

Mientras tanto, el Financial Times informaba que el G7 había dado prioridad a la «desvinculación» de sus relaciones económicas con China, aunque descartaba una desvinculación total. 

Ante estas revelaciones, China ha respondido con fuertes declaraciones. En una rueda de prensa celebrada este viernes, Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, afirmó que Pekín nunca ha incurrido en prácticas coercitivas e intimidatorias y que está inequívocamente en contra de la hegemonía, el unilateralismo y la diplomacia coercitiva, según recoge el Global Times. 

«Instamos al G7 a que se ajuste a la tendencia general de una era abierta e inclusiva, y se abstenga de la diplomacia coercitiva y de los ‘pequeños círculos’ cerrados y exclusivos», declaró Wang.

Fuente RT

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