Lejos de ser sólo una emergencia sanitaria, la epidemia de Covid-19 podría convertirse muy pronto en una verdadera catástrofe económica. Al igual que el coronavirus, la crisis que se avecina también tiene su origen en China, el país más golpeado por el brote.
Los economistas que intentan proyectar el costo económico del coronavirus a menudo lo comparan con el brote de Sars en 2003, con la advertencia de que hace 17 años, China todavía no era el actor económico dominante que es hoy.
“La economía global se ha vuelto considerablemente más interconectada, y China juega un papel mucho mayor en la producción global, el turismo, el comercio, los servicios y los mercados de las materias primas», advirtió este lunes la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Los datos ya permiten vislumbrar las consecuencias: el brote hundirá a la economía mundial en su desaceleración más grave desde la crisis financiera. La economía global crecerá apenas 2,4% este año, la tasa más baja desde 2009 e inferior a la previsión de una expansión 2,9% emitida en noviembre, según la OCDE. Todo esto, suponiendo que los gobiernos logren actuar con rapidez para evitar los contagios y restaurar la confianza de los consumidores.
Los efectos en China
China se llevaría la peor parte de la paralización económica, al proyectar un avance de apenas 2,9% en el 2020, por debajo de su estimación de un crecimiento de 5,7% emitida en noviembre. La segunda mayor economía del mundo podría recién ver un repunte del crecimiento del PIB en 2021, según la OCDE.
El sector servicios de China entró en recesión durante el pasado mes de febrero por primera vez desde que hace 14 años comenzó a elaborarse la encuesta de actividad PMI de Caixin. De este modo, las empresas chinas de servicios registraron en febrero una “sustancial» caída de la actividad.
El otro sector en problemas es el comercio exterior: el debilitamiento de la demanda doméstica e internacional redujo el volumen de las exportaciones. En las tres semanas en que las actividades portuarias chinas se detuvieron en gran medida entre el Año Nuevo chino y mediados de febrero resultaron en una caída de aproximadamente el 96% en el movimiento de contenedores.
Las diversas restricciones impuestas por Beijing hicieron que el número total de contenedores desembarcados diariamente cayera de 50,000 a 2,000, según el diario brasileño Folha de Sao Paulo. Esto se debió a que no había trabajadores disponibles para hacer el trabajo. Desde el Año Nuevo chino, el 25 de enero, se han cancelado 160 viajes de buques de carga.
El brote de coronavirus y las medidas de contención implementadas también afectaron al empleo, registrándose la caída más pronunciada de la contratación desde finales de 2005, mientras que la no disponibilidad de trabajadores y los cierres de empresas provocó un rápido incremento de los trabajos atrasados.
El hundimiento del dato de actividad del sector servicios en febrero se suma al desplome del sector manufacturero, cuyo índice PMI cayó el mes pasado a 40,3 desde 51,1 puntos, su nivel más bajo de toda la serie histórica.
Cadenas de suministro en riesgo
“Si una mariposa en Hong Kong bate sus alas, puede provocar una tempestad en Nueva York”. El antiguo proverbio chino puede ser la metáfora perfecta de los efectos globales del estancamiento chino.
La caída de la producción en China a causa del Covid-19 está empezando a crear “grandes huecos” en las cadenas de suministros al resto del mundo y este problema ya es real para muchas empresas, advirtió Control Risks, una consultora con sede en Londres especializada en gestión de riesgos.
Es un problema que se siente particularmente en la industria automotriz, otro sector que necesita componentes chinos para su producción. “Todos reciben suministros de China. Nadie puede decir que no están involucrados en la epidemia”, dijo Tu Le, fundador de la consultora China Auto Insight, al diario Financial Times.
Viajes y turismo
Con la emergencia, la demanda de pasajeros se desplomó bruscamente el fin de semana, lo que obligó a las aerolíneas de todo el mundo a congelar la contratación y reducir el número de vuelos, incluso en las lucrativas rutas transatlánticas. El jueves, IATA, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, aumentará significativamente su estimación del impacto en las ventas globales como resultado del virus. Hace solo 12 días, estimó un impacto cercano a los 30 mil millones de dólares, basado en gran medida en la reducción de vuelos hacia y desde China, informó el Financial Times.
“Esto es mucho peor que el episodio de Sars”, dijo al diario británico Brian Pearce, jefe economista de IATA. “Se parece más a la crisis financiera mundial, donde los ingresos de las aerolíneas cayeron un 16 por ciento en 2009. Todavía no estamos allí, pero dependerá del éxito de los gobiernos que logren contener este brote europeo”.
En Italia, otro de los países más golpeados por la epidemia, el virus afectó tanto a la zona más productiva del país (las regiones del norte aportan el 56% del producto interno bruto) como a uno de los sectores más importantes, el turismo (un sector que vale el 13% de la economía).
En el país europeo, uno de los destinos turísticos más populares del mundo, el sector se está preparando para uno de los años más complicados en muchos años: desde el 1 de marzo hasta finales de mayo habrá una caída de más de 31,6 millones de visitantes con una pérdida estimada de 7,4 mil millones de euros, según Confturismo-Confcommercio, las principales organizaciones del sector.
Carlo Sangalli, presidente de Confcommercio, dio la alarma: “Italia corre el riesgo de desaparecer por completo de los radares del turismo internacional”.
Posibles medidas
Las preocupaciones y pronósticos negativos se reflejan en general en el desempeño de los mercados mundiales.
Una posible solución para limitar los daños es la intervención pública, que puede variar desde la suspensión o cancelación del pago de impuestos (como ya está sucediendo en las llamadas “áreas rojas” de Italia) hasta intervenciones de apoyo más directas.
El G7 y sus bancos centrales han reiterado su voluntad de utilizar todas las herramientas a su alcance, incluso medidas fiscales “cuando sea apropiado”, para hacer frente a los riesgos ligados a la expansión del COVID-19. El Banco Mundial anunció este martes un fondo de contingencia de 12.000 millones de dólares para que los países puedan tomar medidas eficaces para hacer frente a la epidemia, mientras la Reserva Federal de Estados Unidos redujo el martes su tasa de interés de referencia a fin de estimular la economía, el primer recorte que ocurre de manera externa a sus reuniones regulares desde la crisis financiera global del 2008.