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Maduro exhorta a Guyana a que no se convierta en una base militar de EE.UU. contra Venezuela

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se dirigió este sábado a su homólogo de Guyana, Irfaan Ali, y le pidió que no permitiera que el Comando Sur de EE.UU. convierta «a su país en una base militar contra Venezuela».

«Presidente Irfaan, no permita que la ExxonMobil por sus indebidos intereses, lleve a Guyana a la escalada de un conflicto. No permita que el Comando Sur convierta su país en una base militar contra la Venezuela de Bolívar», escribió a través de su cuenta en la red social X (anteriormente llamada Twitter).

Crecen las tensiones entre Venezuela y Guyana por la soberanía y recursos del Esequibo: ¿qué pasa?

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De acuerdo con Maduro, Guyana se está transformando en una sede de la empresa petrolera estadounidense ExxonMobil. «Basta de irresponsabilidad, manipulación, dobles discursos, hipocresía y de falsa victimización. En su afán de complacer a los poderosos intereses transnacionales, está convirtiendo a Guyana en una sucursal de la ExxonMobil«, declaró.

El líder venezolano reiteró que la disputa por la región del Esequibo puede resolverse solo a través de la aplicación del Acuerdo de Ginebra, alcanzado en 1966. «Presidente Irfaan Ali, basta ya de mentiras y de intentar ocultar la verdad histórica que pesa sobre la controversia por el territorio Esequibo, cuya única vía de resolución, usted bien lo sabe, es el Acuerdo de Ginebra de 1966», indicó, agregando que «los pasos que está dando su Gobierno [de Irfaan Ali] violan la legalidad internacional y ponen en riesgo la paz de la región».

Guyana «se comporta como una franquicia» de ExxonMobil

Mientras tanto, desde la Asamblea Nacional de Venezuela declararon que el Gobierno de Guyana «se comporta como una franquicia» de ExxonMobil, cuyos intereses, sostuvieron, solo consisten en «la apropiación del petróleo existente en este territorio, que se encuentra aún pendiente de resolución de la controversia, poniendo en riesgo la paz en la región».

En ese contexto, acusaron a EE.UU., Reino Unido y la Organización de Estados Americanos (OEA) de pretender «legitimar internacionalmente acciones inmorales, ilegales, manipuladas jurídicamente, que han sido presentadas deliberadamente para instalarlas como aceptables en el mundo para perpetrar un nuevo y aberrante robo de territorio, de recursos petroleros e intentar imponer descaradamente el saqueo, el coloniaje y la dominación».

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