El esgrimista estadounidense Race Imboden, que la semana pasada recibió el oro por equipos y una medalla de bronce individual en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, se arrodilló en el podio mientras sonaba el himno nacional de EE.UU. para protestar contra las políticas de las autoridades de su país respecto al control de armas y el trato que reciben los migrantes.
Tras la ceremonia, el deportista, de 26 años, explicó en su cuenta de Instagram que el orgullo de representar a su país había resultado «truncado por las múltiples deficiencias» que se producen en EE.UU. «El racismo, la falta del control de armas, el maltrato de inmigrantes y un presidente que difunde odio están en la cima de una lista larga», desgranó.
«Decidí sacrificar hoy mi momento en lo alto del podio para llamar la atención sobre asuntos que creo que es necesario abordar y [que requieren] cambios», destacó, al tiempo que alentaba a otros a utilizar «sus plataformas para el empoderamiento y el cambio».
El pasado 3 de agosto, 22 personas, la mayoría de ellas de origen hispano, perdieron la vida y 26 resultaron heridas en un tiroteo masivo que tuvo lugar en una tienda de la cadena Walmart en El Paso (Texas). Menos de 24 horas después se produjo otra masacre en la ciudad de Dayton (Ohio), que dejó al menos nueve muertos y decenas de heridos. Poco después, transcendió un tercer tiroteo en Chicago que dejó siete heridos.
Tras estos luctuosos episodios, en la nación norteamericana se ha reavivado el debate sobre el control de armas. El presidente estadounidense, Donald Trump, admitió la posibilidad de aprobar leyes más estrictas sobre el control de armas, pero lo vinculó a la necesidad de una reforma migratoria.