Una niña de 9 años murió el domingo pasado en la piscina de su casa en Citrus Heights, estado de California (EE.UU.). La pequeña McKenzie Kinley nadaba en la piscina cuando quedó electrocutada por el cable de un foco de luz de la piscina que estaba siendo reparado, informan medios locales.
Los rescatistas no lograron salvarle la vida, según ha contado su padre, Cliff Kinley. Había otros cuatro niños en la piscina en el momento de la tragedia que afortunadamente no sufrieron daño alguno.
«Uno no piensa nunca que esto pueda suceder. Es muy trágico», lamentó una amiga de la familia, Janie Perduta, en declaraciones a KCRA.
Muchos bañistas no son en absoluto conscientes de los riesgos de electrocución en el agua. Esta puede ser causada cuando la electricidad generada por un barco, muelle, puerto o, como en este caso, la iluminación de una piscina se extiende por el agua.
Aunque no existen estadísticas sobre el número de personas que muere por esta razón —a menudo estos fallecimientos se vinculan a ahogamientos comunes—, una asociación especializada asegura que son centenares.