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Petro llega a la mitad de su mandato: ¿qué cambió en el primer gobierno de la izquierda en Colombia?

El 7 de agosto de 2022, al asumir la presidencia, Gustavo Petro lanzó un mensaje a los colombianos: «Hoy empieza la Colombia de lo posible. Hoy empieza nuestra segunda oportunidad». En dos años, su Gobierno ha sorteado las dificultades de atender las históricas demandas sociales de los colombianos a través de las leyes en el Congreso, los procesos de paz con grupos armados y la retoma de relaciones diplomáticas con la vecina Venezuela.

El líder del Pacto Histórico ya cumplió la mitad de su mandato. Si bien se ha saldado una parte de las deudas con los sectores olvidados y más vulnerables de la población —que han sufrido directamente las consecuencias del conflicto armado que se extiende por más de seis décadas—, el fantasma de la violencia que lideran los grupos armados y organizaciones criminales por el control de las rentas ilícitas, sigue rondando.

Asimismo, la oposición de los grupos políticos, económicos y mediáticos sigue retrasando y torpedeando la anhelada justicia social. En el Congreso, las reformas propuestas por Petro han tenido un paso lento e intrincado, producto de las acciones dilatorias de quienes lo adversan, amén de los escándalos de corrupción que han salpicado a su Gobierno —y que han tenido amplia cobertura mediática— y el resquebrajamiento de los bloques que lo respaldaban y que han ido retirándole el apoyo.

En cuanto a la retoma de comunicaciones con Venezuela, el saldo ha sido principalmente positivo, puesto que además del reimpulso de las relaciones comerciales que habían estado paralizadas incluso antes de 2019, cuando se rompieron los lazos diplomáticos, ambos países apoyan desde sus gobiernos los procesos de paz con los grupos armados, en el caso colombiano, y la facilitación del diálogo con uno de los sectores de la oposición, del lado venezolano.

El lento andar de las reformas

Hasta el momento, el presidente colombiano ha introducido 12 proyectos de ley ante el Legislativo. Allí, siete han sido aprobados, entre los que se encuentran las reformas tributaria, pensional y la ‘paz total’; cuatro fueron archivados (salud, educación, política y uso recreativo del cannabis); y uno está en trámite, que corresponde a la reforma laboral.

La mayoría de sus propuestas legislativas ha tenido el visto bueno de los diputados y ahora son leyes, no obstante, los procesos han sido lentos, llenos de trabas e intensos debates. Las banderas de Petro, que son los temas pendientes de la salud y la educación, volverán a ser discutidas en este periodo legislativo que culmina en diciembre, y la reforma laboral pasará a la plenaria de la Cámara de Representantes.

Ante la pesadez con la que se han movido estas iniciativas en el Legislativo, el mandatario se ha referido en distintos escenarios a la necesidad de un ‘fast track‘ para darle celeridad a estas y otras iniciativas. Sin embargo, se ha topado con la férrea oposición de sus adversarios que rechazan de plano este tipo de iniciativas y que lo acusan de irrespetar la separación de poderes.

Vista general del Congreso de Colombia.Daniel Garzon Herazo / Gettyimages.ru

Las balas contra el proceso de paz

En los dos años de su administración, Petro ha iniciado las conversaciones con nueve grupos armados, entre los que destacan la histórica guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Con el ELN se ha llegado hasta el sexto ciclo de conversaciones, con un punto acordado. No obstante, a pesar de ser el proceso que ha llevado más tiempo, el avance ha sido detenido producto de las distintas crisis durante el proceso, en medio de los señalamientos de ambas partes de haber incumplido con lo pactado.

Actualmente, el fin de la prórroga del cese al fuego con esta guerrilla ha generado controversia entre las voces que piden que se extienda y las que apelan a la retoma de las hostilidades. El ELN dio por congeladas las conversaciones luego de que el Ejecutivo estableciera diálogos con un frente armado en el departamento de Nariño, al que no reconocen como parte del proceso de acercamientos.

Delegación de diálogos del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia en Caracas, el 4 de septiembre de 2023.Gettyimages.ru

En cuanto a las disidencias de las FARC, que han tenido ya cinco encuentros con la delegación del Gobierno, la situación es más compleja porque hubo una escisión interna y los bloques de ‘Iván Mordisco’ se separaron de los de alias ‘Calarcá’ en medio de una violenta arremetida principalmente en el Cauca.

Tras los ataques contra civiles y miembros de las fuerzas militares y policiales, la Casa de Nariño se desmarcó del diálogo con Néstor Gregorio Vera Fernández, alias ‘Iván Mordisco’, y solo reconoce como interlocutor a ‘Calarcá’. Estas decisiones ocurren en medio de intensos combates y bombardeos en zonas del Cauca, donde además quedó suspendido el cese al fuego, desde marzo pasado. Las operaciones militares contra el bloque de Vera se reanudaron totalmente en julio pasado.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro

Un importante actor en Venezuela

Uno de los saldos positivos de su Gobierno ha sido la retoma de relaciones con Venezuela. El histórico lazo entre los dos países ha tenido momentos de máxima tensión, pero se vio finalmente roto durante la presidencia de Iván Duque, quien desconoció la legitimidad de su par venezolano y respaldó las acciones inconstitucionales del exdiputado Juan Guaidó, que se autoproclamó como mandatario interino.

En estos dos años, el clima general ha sido de concordia entre vecinos, aunque el proceso electoral venezolano ubicó las relaciones en otro nivel más profundo, que también transitó por un impasse que fue zanjado con una visita de Petro a Venezuela, donde se reunió con su homólogo y con actores de la oposición.

Tras las elecciones donde Maduro resultó reelecto, Petro, junto a sus homólogos de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de México, Andrés Manuel López Obrador, han conformado un grupo de mandatarios que exhortaron a que «las controversias sobre el proceso electoral deben ser dirimidas por la vía institucional», al tiempo que sostienen que «el principio fundamental de la soberanía popular debe ser respetado mediante la verificación imparcial de los resultados».

Los presidentes Gustavo Petro, de Colombia, y Nicolás Maduro, de Venezuela, en Caracas, el 9 de abril de 2024.Pedro Rances Mattey / Anadolu Agency / Gettyimages.ru

Frente a esta nueva crisis política en Venezuela, el presidente venezolano ha elogiado la actuación de su par colombiano, al que considera uno de los hombres más inteligentes y «honorables» que ha conocido y ha agradecido su postura de llamado al diálogo con un sector extremista de la oposición que, según los órganos de Justicia y de inteligencia venezolanos, acudió a las elecciones con la mirada puesta en un plan golpista para desconocer los resultados electorales y derrocar a Maduro.

Desde Caracas siempre se ha catalogado a Bogotá como uno de los epicentros de las acciones desestabilizadoras y para derrocar y asesinar a Maduro. Las investigaciones de las autoridades venezolanas han arrojado que desde el vecino país incluso se orquestó un intento de invasión marítima en el territorio venezolano en mayo de 2020, que habría tenido el apoyo de sectores de la oligarquía y la derecha.

Fuente RT

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