México anunció que el regreso al ciclo escolar se basará en un programa educativo que se difundirá mediante clases que se impartirán en televisión, debido a los riesgos de contagio por la pandemia de covid-19.
Una situación que, sin embargo, ha despertado críticas entre algunos sectores de la población y expertos, quienes consideran que el Gobierno mexicano se está apoyando demasiado en televisoras privadas y muy poco en la experiencia de los maestros.
Regreso a clases por televisión
El pasado domingo, Esteban Moctezuma, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), informó que los niños mexicanos retomarán las clases a través de diversos programas que se transmitirán en canales de televisión públicos y privados.
Cada grado escolar de educación básica y media contará con sus propios horarios, en donde se impartirán cerca de dos horas y media de clases al día. Dichas clases televisadas contarán con el soporte de los libros de texto gratuito y diversas herramientas pedagógicas.
La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador optó por apoyarse en la televisión debido a que este medio ofrece una mayor cobertura en comparación a internet. Mientras la televisión llega al 98 % de la población, solamente el 25 % del país cuenta con cobertura de internet, de acuerdo con el Gobierno federal.
Sin embargo, días antes, el secretario de Educación desató una oleada de críticas en redes al señalar que las clases se impartirían con algunos profesores que aparecerán en las pantallas junto a conductores de televisión.
Una situación que ha generado reacciones, en buena parte, debido al enfrentamiento que había sostenido el presidente López Obrador con las televisoras privadas a lo largo de su carrera política. Además, Moctezuma trabajó para Grupo Salinas, empresa que administra la segunda televisora privada del país: Televisión Azteca.
El programa de clases, denominado Aprende en Casa II (que es una continuidad de la suspensión de la recta final del ciclo escolar anterior por la epidemia), contará con 4.550 guiones para programas y cápsulas que llegarán a todas las niñas, niños y adolescentes.
Televisoras sobre maestros
Leonardo Oliver, investigador, consultor y experto en política educativa en América Latina, advierte de otros riesgos sociales, ya que el modelo de «docencia a distancia de emergencia» podría generar consecuencias a largo plazo, dada la manera en que se afectará el papel de cohesión social que juegan las escuelas.
Un ejemplo de esto es la manera en que el modelo propuesto otorga una serie de responsabilidades adicionales a los padres de familia, quienes además de sus labores cotidianas, tendrán que duplicar esfuerzos para supervisar el proceso educativo de sus hijos.
«En el contexto actual se demanda que los espacios privados-domésticos aporten sus capacidades para generar esos beneficios educativos a nivel individual y social. Esto implica que no todos los espacios privados-domésticos puedan llevar el ritmo esperado en función de la lógica del ciclo escolar y los rendimientos que de éstos se demanda. ¿Qué implica esto? La segregación se traspasa a la modalidad a distancia», señala Oliver en entrevista con RT.
El especialista también advierte que la coyuntura por la pandemia podría acelerar un proceso de privatización del sector educativo, que ya se venía gestando desde años atrás.
«Hay claros visos de privatización exógena, en la provisión de insumos y servicios educativos: colectivos docentes que se pagan el internet, inserción de la iniciativa privada que ofrece equipamiento mediante dinámicas de concursos con la concertación de las autoridades educativas. Es decir, ya se encuentra muy sedimentada y legitimada una gestión del sistema educativo bajo la lógica de las asociaciones público privadas», explica.
En este sentido, el Gobierno mexicano prevé abonar a las televisoras privadas 450 millones de pesos (20,4 millones de dólares) para el desarrollo de los materiales audiovisuales. Esto significa que pagará 15 pesos por cada alumno menor de edad inscrito en el ciclo escolar a las cuatro televisoras privadas, que transmitirán el contenido educativo para los 30 millones de estudiantes de educación básica.
«Es profundizar el papel preponderante que les ha asignado a las televisoras. Ahora resulta que sus conductores, formados bajo un formato de apelar a las audiencias, van a hacer equipo con los docentes, cuya labor está orientada en fomentar el pensamiento crítico y una serie de competencias para la vida. Eso es ignorar el trabajo de instancias como la Televisión Educativa, o incluso el diseño de otros programas transmitidos en línea para capacitar al personal de instituciones públicas», critica Oliver.