Los epidemiólogos de la Universidad de Leeds (Reino Unido) establecieron un vínculo entre la demencia y el consumo de carne procesada, como panceta, jamón, salchichas y otros productos derivados. Cada 25 gramos adicionales de estos alimentos al día se asociaron con un riesgo de un 44% mayor de padecer demencia por distintas causas.
Puesto que los casos de demencia están en aumento, afirmó el equipo investigador en su artículo publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, es posible que la dieta desempeñe un papel en esta patología.
Esta fue la hipótesis fundamental de su estudio y para tratar de demostrarla o descartarla recurrieron a casi medio millón de historiales médicos y encuestas del archivo británico UK Biobank.
El impacto en la salud de los aditivos químicos, ahumado y salado, que cambian las propiedades de la carne, no se investigó directamente, sino los efectos de todo el grupo de productos si formaban parte de la dieta individual. Su ingesta se estimó mediante el breve cuestionario dietético disponible como parte de dicho archivo.
En ese enorme número de residentes británicos los científicos identificaron casi 3.000 casos de demencia que se habían desarrollado por causas variadas (es decir no innatos, pero no obligatoriamente seniles), más de 1.000 casos atribuidos al alzhéimer y cerca de 500 casos de demencia vascular con años de seguimiento médico.
En este conjunto de datos solo se encontró una relación de importancia entre el consumo de carne procesada y la incidencia de demencia.
En contraste, un incremento de 50 gramos al día en la ingesta de carne roja sin procesar se asoció con menores riesgos de demencia por cualquier causa. Tampoco hubo una tendencia significativa respecto al consumo de carne de aves, mientras que la ingesta de carne procesada podía guardar relación con la demencia general, y no específicamente con la vascular.
La influencia de la dieta vegetariana no estaba en el foco del estudio, pero entre los individuos sometidos a análisis había personas que no comían carne.
Los científicos analizaron también la dieta cárnica en combinación con un factor genético identificado previamente como un importante contribuyente al desarrollo de la demencia (la presencia de un tipo de alelos en el genoma), pero se confirmó que actúan por separado. Por lo tanto, según el estudio, el consumo de carne procesada es un factor de riesgo independiente.
Fuente: RT