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«Si persigues al virus, te quedarás atrás»: Cómo Singapur se convirtió en ejemplo de la lucha contra COVID-19

Aunque al principio de la pandemia de covid-19 se posicionó entre los países con mayor número de infectados, Singapur ha adoptado luego hacia esa enfermedad un enfoque que ha sido calificado como el «patrón oro» por epidemiólogos estadounidenses.

Con uno de los más frecuentados aeropuertos del mundo, alta densidad de población y lazos estrechos con China, donde se originó el brote, Singapur ha corrido altos riesgos de convertirse en un foco mundial de la pandemia. De hecho, en su fase inicial figuró entre los ‘líderes’ en número de infectados.

Las autoridades han logrado contener la epidemia gracias a las rápidas medidas adoptadas. Desde el principio, se creó en Singapur una sede de control de contagios en la que se incluyeron representantes de varios departamentos. «Queremos ir un paso por delante del virus», declaró Vernon Lee, director del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Ministerio de Salud de Singapur. «Si persigues al virus, te quedarás atrás».

Tres meses más tarde, la nación muestra estadísticas de contagio relativamente bajas, gracias a la oportuna imposición del control fronterizo, el rastreo eficaz de contactos y el amplio número de pruebas practicadas. Desde la semana pasada mantiene reglas estrictas de confinamiento, endurecidas gradualmente con el paso de las semanas.

Con una población de 6 millones de personas, actualmente son 3.700 los infectados y 10 los fallecidos por covid-19. En comparación, el estado de Nueva York (EE.UU.), con casi 20 millones de habitantes, ha reportado más de 200.000 contagios y más de 17.000 muertes.

Dominique Mosbergen, reportera de Huffington Post que vive en ese país asíático, contó su experiencia personal a partir del momento en que recibió un mensaje sms el pasado 26 de marzo, enviado por el estudio de yoga donde trabajaba como instructora a tiempo parcial.

El jefe del estudio le avisó que un estudiante de su grupo se había contagiado de covid-19, por lo que ella debía guardar cuarentena. Una hora después la llamaron del servicio de rastreo de contactos, establecido justo después de detectarse el primer infectado.

Al reportar ella que se había sentido con poco aliento en los dos últimos días, una ambulancia llegó a su casa y la trasladó al Centro Nacional de Enfermedades Contagiosas, donde le hicieron radiografías de torax, le tomaron muestras de mucosidad de la nariz y le practicaron un examen breve.

El médico no detectó indicios de neumonía y dijo que podía tratarse de un ataque de asma. Dominique regresó a casa y se mantuvo en aislamiento a la espera de los resultados de las pruebas. Al cabo de 36 horas llegaron los resultados: negativo.

Sin embargo, tuvo que mantener la cuarentena de 14 días, una obligación impuesta a todo el que haya estado en contacto con un infectado. Apenas empezarla, un policía la visitó para entregarle una advertencia sobre las consecuencias legales sí llegaba a salir de casa. También le dio dos mascarillas médicas y un termómetro. Además, tres veces al día recibió videollamadas de un representante del Ministerio de Salud para saber de su entorno, asegurarse de que no estaba afuera y preguntar sobre su temperatura y condiciones físicas.

Medidas

Violar la cuarentena o el régimen de autoaislamiento puede implicar en Sigapur sanciones severas. Entre otros casos, a un hombre se le retiró el permiso de residencia permanente y se le prohibió para siempre volver a visitar ese país por violar el autoaislamiento. Aquellos que eluden la cuarentena pueden enfrentarse a multas de hasta 10.000 dólares singapurenses (7.000 dólares estadounidenses) o a una sentencia de seis meses entre rejas.

La multa inmediata impuesta a un infractor es de 300 dólares, y el Ministerio de Salud reportó el 14 de abril más de 500 de esas sanciones en dos días.

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