Economía

Un estudio de ADN confirma el relato bíblico del reino de Canaán

Un estudio genético llevado a cabo por científicos de Israel ha confirmado la existencia del antiguo reino de Canaán, mencionado en la Biblia. Se trataría de una comunidad demográfica coherente perfilada en un territorio más extenso que el actual estado hebreo, más Cisjordania (Palestina) y que incluye también regiones del Líbano, Siria y Jordania.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores secuenciaron 73 especímenes del ADN recogidos en varios sitios arqueológicos del Levante del Sur, la región comprendida entre la costa este del mar Mediterráneo y el valle del Jordán, las antiguas ciudades fenicias en el norte y la frontera de Egipto en el sur. Casi todos aquellos restos humanos se remontan a la Edad del Bronce y dos a la del Hierro, detalla el artículo publicado en la revista Cell este 28 de mayo.

A esta pequeña nueva colección los genetistas añadieron una veintena de genomas disponibles desde varias fuentes. La antigüedad de todo el material incluido en el estudio quedó circunscrita a los años 3.500 y 1.150 a. C., mientras que la extensión geográfica quedó delimitada entre Sidón (Líbano) y Ascalón (Israel).

Pese al predominio de una organización política fraccionada, cambiante y subordinada a Egipto durante gran parte de este periodo, las personas de todos los sitios donde se hallaron los restos «son muy similares genéticamente», aunque presentan «diferencias sutiles», afirmó en un comentario el autor principal del estudio, Liran Carmel, de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Y este dato, en su opinión, «demuestra que los ‘cananeos’ definidos arqueológica e históricamente se corresponden a un grupo demográficamente coherente».

Además, la población estuvo bastante asentada durante todo el periodo estudiado, puesto que el parentesco genético se percibe incluso entre personas que vivieron en esas tierras en el período neolítico. Los hallazgos sugieren que los pobladores originarios se mezclaban con los descendientes de Irán. Más tarde se produjo un aflujo migratorio del norte y se comprobó que tres de los 93 especímenes del ADN pertenecen al patrón del Cáucaso antiguo.

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