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Un inversor explica por qué rechazó comprar dos asientos en el sumergible Titán

Un inversor explica por qué rechazó comprar dos asientos en el sumergible Titán

Jay Bloom, inversor de Las Vegas (Nevada, EE.UU.), explicó este viernes en una entrevista  por qué rechazó comprar dos asientos en el Titán, sumergible de OceanGate cuyos cinco tripulantes fueron dados por muertos cuatro días después de haber desaparecido la nave con la que se dirigían a ver el Titanic, informa Reuters

El hombre aseguró que Stockton Rush, director ejecutivo de la compañía, llevaba tiempo tratando de convencerlo para que él y su hijo Sean, de 20 años, se unieran a uno de los viajes para contemplar los restos del famoso naufragio, que yacen a 3.800 metros de profundidad en el fondo del Atlántico, a unos 600 kilómetros de la costa de Terranova, Canadá.

Si bien reconoció que estaba intrigado por dicha experiencia y que su hijo estaba fascinado por la historia del Titanic cuando era niño, dijo que cuanto más leía sobre el Titán más le preocupaba la seguridad, por lo que rechazó una propuesta de último momento de unirse a la expedición alegando conflictos de horarios.

«Estaba muy equivocado»

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Bloom señaló que estaba preocupado particularmente por el uso de piezas de grado de consumo en el Titán, incluido un ‘joystick’ de videojuego utilizado para controlar la embarcación, y el nuevo casco de fibra de carbono. Añadió que estaba «asustado» por el hecho de que los pasajeros no pudieron abrir el sumergible desde el interior, ni siquiera en caso de emergencia. «Cuanto más aprendía sobre lo que estaba pasando […] más me preocupé», aseguró.

Este jueves el hombre realizó una publicación en redes sociales en la que compartía capturas de pantalla de conversaciones con Rush donde este decía que, aunque al viajar en el sumergible «existe un riesgo, es mucho más seguro que volar en helicóptero o incluso bucear».

Los dos asientos a bordo finalmente fueron comprados por el magnate pakistaní Shahzada Dawood y su hijo Suleman, de 19 años, que fallecieron junto con Rush, el multimillonario británico Hamish Harding y el piloto francés de sumergibles Paul-Henry Nargeolet, experto en el Titanic, tras implosionar el submarino en plena misión.

«Cada vez que veo una foto de ese hombre de negocios pakistaní y su hijo de 19 años, pienso cuán fácilmente podríamos haber sido mi hijo de 20 años y yo», lamentó Bloom, agregando que Rush le caía bien y cree que tenía buenas intenciones, pero «estaba muy equivocado».

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