Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés) han informado acerca de un episodio de «súper propagación» de SARS-CoV-2 ocurrido a principios de marzo en el condado de Skagit, estado de Washington.
El hecho tuvo lugar el pasado 10 de marzo, durante el ensayo de un coro en una iglesia local. Al cabo de dos horas y media, una única persona con coronavirus había infectado a otras 52 (el 87 % de las 61 personas presentes en el templo), de las que dos fallecieron (3,7 %) y tres tuvieron que ser hospitalizadas (5,7 %).
Según señala el informe de los CDC, la transmisión, probablemente, se vio favorecida por el hecho de que los afectados estaban cantando y se encontraban a una distancia de menos de 1,8 metros entre sí.
La investigación del caso fue lanzada el pasado 18 de marzo, después de que un miembro del coro pusiera en conocimiento del departamento de Salud pública del condado de Skagit (SCPH, por sus siglas en inglés) que varios miembros de la agrupación no se encontraban bien y habían desarrollado síntomas.
De entre las 61 personas que asistieron al ensayo, se sabía que una persona era sintomática, identificándose después 53 casos de infección, incluidos 33 confirmados y 20 probables. Según precisaron los CDC, el ‘paciente cero’ había tenido síntomas similares al resfriado a partir del 7 de marzo.
El rango de edad de los miembros del coro oscila entre los 31 y los 83 años, siendo la edad promedia 69 años, lo que significa que muchos de los afectados pertenecen al grupo de mayor riesgo, según las pautas de los CDC.
Tras saber que algunos miembros habían presentado cuadros de fiebre después de la reunión del 10 de marzo, el director del coro advirtió a los demás a través de dos correos electrónicos, enfatizando la importancia de mantener el distanciamiento social. «Estos dos correos electrónicos llevaron a muchos miembros a aislarse o a ponerse en cuarentena» antes de que se notificara de la situación a los especialistas del SCPH, recalca el informe de los CDC.
Según declaró a The New York Times el doctor Howard Leibrand, representante de la administración sanitaria del condado, «si no hubieran iniciado su propio aislamiento y cuarentena antes de involucrarnos, puede concebir una situación en la que cada una de esas personas hubiera infectado a otras tres».
