Varias personas murieron este sábado en Haití, luego de que una pandilla abriera fuego en medio de una marcha encabezada por una iglesia cristiana de Canaan, un barrio improvisado a las afueras de Puerto Príncipe, informa AP.
Los feligreses y demás participantes, algunos armados con machetes, palos y otros objetos contundentes, se habrían congregado en un intento por liberar al suburbio de la influencia de las bandas criminales. Canaan nació tras el devastador terremoto del 2010 de la mano de los supervivientes que perdieron sus hogares y es considerado uno de los reductos de las pandillas del país.
Videos compartidos en redes sociales muestran la movilización de cerca de un centenar de personas, algunas de ellas vistiendo camisetas amarillas asociadas con un grupo religioso liderado por un pastor llamado Marco, recoge Reuters.
De acuerdo con periodistas en el lugar de los hechos y grupos de derechos humanos, los manifestantes fueron atacados por bandidos con ametralladoras, que se sospecha pertenecen a una organización delictiva que controla Canaan. No está claro el número de víctimas. Se ha informado de al menos siete muertos, pero algunos medios locales hablan de una decena.
Gédéon Jean, director del haitiano Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos (CARDH), afirma que la cifra de víctimas probablemente es mayor y agrega que algunos feligreses resultaron heridos y otros fueron secuestrados.
De acuerdo con Reuters, muchos haitianos han optado por afiliarse a movimientos de autodefensas para combatir la criminalidad. Sin embargo, esto estaría provocando represalias contra civiles y agravando la crisis social. «Hemos llegado a una fase en la que los ciudadanos no pueden recurrir a las instituciones. La población tampoco cree en las promesas internacionales. Por eso la desesperación inspira iniciativas de último recurso. La gente se ofrece voluntariamente para la carnicería», señala Jean.
El pasado 20 de agosto, un grupo de policías kenianos llegó a Haití para desarrollar una misión de reconocimiento con el fin de ayudar a las fuerzas del orden locales a luchar contra las bandas criminales. Los hechos ocurren mientras la nación caribeña sufre un aumento de la violencia generalizada ligada a una combinación de factores, incluida la inestabilidad política y crisis económica.